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'178 .

rhu Santo que asiste

á

su Iglesia

y

jamas la desampara. El

concilio de Nicea reunió todas las es¡:;resiones de la_escritu•

rn relativas á la palabra consubstancia-1, usando del término

griego

homoousios,

que , esplica t¡ue el Hijo no es solo séme·

jante al Padre, sino una misma cosa con el Padre: luz de

luz, Dios de Dios, . enjendrado, no ·hecho. Permítaseme decir.

¿Quien de nosotros nacidos en el catolicismo, no siente el

mas puro deleite en su alma al oir esas mismas palabras en el

credo de la misa? ¿Quién no cree igual divinidad en el Padre

y

en el Hijo?

No hay una espresa declaracion alh de la tercera per·

sona: aun no era combatida. ·Macedoniu Obispo semi-Arria•

no, la niega, contemplandola como una enérjica difusion del

Padre

y

del Hijo pnr todo el universo. S. Atanasio del"tro–

za al Heresiarca en sus cartas

a

·Serapion. ¿Puede mentarse

el nombre de este Padre sin amarki? Perseguido por los Ar–

rianos, que Jo buscaban para quitarle la vida, tiene noticia de

que se confesaba, la consubstancialidad del Padre

y

del.

Hi–

jo, pero que negaban la Divinidad del Espíritu Santo. Que

se le suponía una creatura, , un'o de los ministros de Dios,

no diferente de

~s

anjeles en natUJ

1

alez , perb

si1

en rango.

Atanasio rilvida su itúaci•

p

y

aboga

p

r la tercera perso·

na de la Trini ad como

lo

ha6ia hecho por la segunda-Es–

plica todos Jo te os e la f'scritura

y

la diferencia, que se·

nota en

f'llQ

cuando s babJa ..del

espír~tll

en jeneral

y

cuan–

do se dice del Santo E spíritu-El impío Voltaire, con ese ira–

cundo chiste con que derramaba su vent·no, dice que la Tri–

nidad

fue

formada

á

pedaz,.,s en -los concilios. Este desventu–

rado olvidó el credo de los Apóstoles

y

sus actas. El

C•Jn–

cilio de Constantinopla condena el erro!'

y

dá el ultimo gra·

d 1; de cla1 idad

á

la

en un misterio que es la fü ente de los

misteri'os. De estas herejías trataré en lo principal de la obra

y

en su lugar respectivo.

.

ANTES de decir algunas palabras sobre la Encarnacion del

.y

erbo~

presento mi fe en el pecado orijillal. ¿Como se pro•

pagó? ¡,Como vino hasta nosotros sin haber consentido en el

quebrantamiento de l. prjmer mandato? ¿Viene

~on

el cuerpo?

¿Viene con

el

alma? ¡Cuant-0 escribieron los teológosl ¡Cuan.

t a variacinn! La disputa es muy antigua

y

comprometida.

Aseguro, que

!:!S

lo.menos digno de disculpa. Un monarca po-.

deroso colocó

a

un vasallo en un estado grande,

1

ico, fertil,

delicioso pacífico.

Le fue

rebelde,

y

lo confinó en un. p,ais