180
v
alinen tal caso, segun Plutarco, negarle, que creerte
impar~
fi
e.to.¿Y
que idea
ta
formas del Ser 01nnipotente, que
no
por
un
cast1~0
a
la raza humana, representada en Adan, si–
no por un tiránico absoluti mo c1ió los hombres siervos
de
sus pasiones
y
apetitos, snjetus
á
toda clase de desgracia
1
aflic–
ciones y mi erias7 Convengamos en que estos
son
arcanos,
que patentizó la Triniuad en la Encarnacion del Verbo
en
su uni•rn hipo
tática
con nuestra naturale7.a.
¿El estado primitivo de inocencia
y
felicidad, la edad do
oro, 110 vino entre
las
naciones mas antiguas por invarinblo
tradicioo?
Lo creían los antiguos indios: Calamo el gyrnno•
sofisra instruye
á
Alejandro . el grande y
lo
entreti ne.
¡Que
nor ion tan sub ime pueden los inrrédulns tomar de los Chi–
nos! Una amistad, una armonía universal, dicen ellos,
reí..
11aba en toda
la
naturaleza: el corazon se regl)cijaba en la ver.
dad.
.Pero el hombre desprecia el ·imperio soberano; quiere
disputar de. lo verdadero
y
de lo fal
o:
estas disputa , des–
terraron la razo
eterna. Cuanta conformidad con el
Gene•
sis. Me parece la
revelacio~
e
m
el sol en diferentes rc–
jiones.
A
t
os
¡¡
umbra, a nque
on
m
'f
re
f)
menores Ju.
ces.
¿Oe
•luqde
·
<>
el
si.
ema de
ta
.l\fentesicosis, sino
de
Ja
necesidad
d
na expiacion
~adual
er1bada de la dccaden·
cia de la nat raleza hum na?
L s puebl s
In
creyeron:
Em–
pedoulé:i d1sc>
u
d
ita
ora~
en.
eña la caida de Jos demo–
nios; lo
tjeaé como un
d
gma
ó
como
n
hecho:
la guerra
de los Tibauo ·: la c<1mp• cada fabula de
lsiz Osiris, Oro
y
'l'1ypl\on.
Todas
&on rasgos relacionados con nuestras escri–
turas.
D10s
era ofendido: para sati ·facerle
fué
preciso un media–
dor. En todas las relijiones jenútes, se creyó necesaria la
mediacion entre la creatura y el Todopoderoso: los magos te·
nian su Mithara
·ó
segunda persona <le Oromares.
~evcren.
ciaban los indios
á
.Brama, esa flor flotante en el abismo an–
tes de la oreacion. El
A
ve ta
o
la palabra
se
predica por
s .,roastro. Zend A\'esta, quiere decir palabra viva. El Vis–
n11u se dice encamado nueve veces. La ra?.on
me
parece uo
pequeño niño que comienza
á
dar sus pasos,
se cae
6
~
de–
fome. Viene en su socorro la mano vigorosa de la re\'elac1on le
sostiene
y
le conduce. En el eterno con ejo
fue
determinado
que
el
Verbo Divino, no el Padre ni el
E
píritu
auto, se un1e-
11e
Íl
la natura leza humana
y
de ambas naturalezas quedase
formada una persona.
Bste
Dios, hombre, es
Cristo
anun