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129

1x1.ra

prepararse a bien morir, ora

Crlté

o no arrepentido, será entregado

3

la jtisticia segL1.r en virtud de la sentencia.

4.

o

Esta debía terminar en la fórmula siguiente:

"Por tanto, no pudiendo la igle>ia

ac r nada de

1101,

y habiendo en valde

"usado de cuantos medios tiene para convertir

a

los pecadores,

os

declara

"mós relapso

y

pertinaz,

1·elajá-ndoos a la jt1stiria seglar,

a

la cual

sin

"embargo rogamos con ahinco qúe no os castigue con pena de 1nuerte,

ni

"corra sangre, etc."

OMÍTULO XIV.

.De los delitos que conoce el Santo Oficio.

l.

0

Los blasfemos que

blasfe~ando

dicen cosas cQntra la fé de Cristo, se

deben reputar herejes,

y

ser castigados bomo tales por los inquisidores con

las

penas de

der~cho;

por ejemplo, uno que diga:

ta,.

malo

está

el

tiempo,

que

.Dios mismo no

puede

ponerlo bueno,

peca en asunto de fé contra el primer

articulo del Credo.

(.Direc. part.

2,

cuest.

41.)

2.

0

Llevan algunos autores que los

borrachos

que profieren blasfemias

pueden ser castigados como herejes,

cuando 8e

les

ha

pasado la borrachera,

porque es de

presumir

que dicen entonces lo que sienten cuando están en su

jllicio.

(1 ).

3.

0

Deben reputarse blaSfemos lo que dicen sobre

la

fé,

Dios

y

los au–

tos, como

si

alguien dijese:

si no soi casado en este mundo, lo

ser¿

en

el

otro

y

sustentare este desatino, deberá ser reputado en categoría. de hereje.

3.

o

Ep

tercer lugar conoce el

anto Oficio de los que invocan al diablo,

los cuales se dividen en tres clases. Los de la primera son los que le

tribu–

tm~

culto de idolatda,

sacrificándole, arrodillándose, cantándole hymnos,

guardando castidad,

o ayunando en gloria suya, alumbrando sus imájenes, o

dándoles incienso, etc. Los segundoo se

ciñ~n

al

culto de

dulía o !tiperdulía,

mezclando nombres de diablos con los de los

santo:~

en

laS

letanías,

y

rogán–

doles que sean sus inter<:esores con Dios, etc. Los últimos son lo q11e in–

vocan al demonio, dibujando

figuras

májicas,

poniendo un niiio m medio de

un

círculq, valiéndose de una espada, una cama,

~m

espejo,

etc.

Por lo

comun

se conocen con mucha facilidad los q\le invocan

al

demonio

por su

mi:mr horroroso

y

su facha espaMable, que proviene de su continuo trato

ron el diablo.

{1) En esta misma opinion coincidia ell\ntor de nna vista. fiscal de nuestros tribuna.

les

a

fines

del siglo pasado, que encontramos

en

los papelea de don

Judas Tadeo

Reyes,

y

en

la

que,

habland~

de los borrachos, se espresab& en los li.guientes tér–

minos;

''Los teólogos dicen que si el borracho hablA J¡erejias, podrá castigarlo

el

l8llto

tribunal de

la

Inqui@i.cion,

no por hereje talvez, si no ha.i otros adminículos, sino

po.,.

la OBpCclw de que cuando atén e-renos padeten al{ftm error acerr4

de

lo

que hahla1t

ru(¿nlÚJ embriagallw."

YRANC. MOT.

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