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2.
o
Sin embargo, se ha tle prccurar que no sean los calabozos horrorosos
ni enfermos en demasfa, porque si ocasionasen la muerte a los presos incurri–
rían en
irregularidad
los inquisidores; que es la razon que para esta prec–
aucion
dan
Zabarella, Locato,
y
otros doctores graves.
(Anotac. ibid).
Puesto
que tienen los inquisidores
y
sus comisionados facultades
para absolverse
uJWB a otros
de
la irregularidad
en que hayan podido incurrir involuntaria–
mente, por fuero que les fué otorgado por Urbano IV.
(IJirect. part.
9,
ptíj.
858.)
.
3.
0
Lo segundo, la.
insalubridad
y
lobreguez de las mazmorras
han
de ser
proporcionadas a la gravedad de los delitos, y circunstancias de los presos.
Lo tercero,
han
d&
estar separados los hombres de las mujeres. Lo cuarto,
el
marido
y
su mujer no pueden estar en el mismo encierro, cuando ambos
han sido condenados; pero si uno de ellos, la mujer por ejemplo, es inocente,
Ee le debe permitir que comunique con su-. marido. Lo quinto, dos presos
no deben estar en el mismo calabozo, a menos que tengan para ello motivos.
especiales los inquisidores,
y
eso porque su comun desdicha hace que con–
traigan dos culpados una estrecha amistad y mediten de comun acuerdo
proyectos para fugarse, ocultar la verdad, etc.
CAPiTULO XIII.
IJe la relajacifm.
Como de esta materia hemos tratado estensamente en el cuerpo del opús–
culo solo apuntaremos
aquf
unos pocos preceptos.
l.
o
Pasados alg:unos dias, en que los reos se dispondrán a bien morir, avi–
sarán los inquisidores a los jueces seglares que
tal dia,
a tal hora, y en tal
sitio les serán entregados tantos herejes, y se convocará
3.1
pueblo para la
ceremonia, en la cual se predicará un sermon sobre la fé, y ganarán los
asistentes
las induljencias
acostumbradas.
(IJirect. part.
8, páj. 331.)
2.
0
Hai veces que se
'IIUelven locos los herejes
antes de ejecutar
la
senten·
cia, y algunos autores han dicho que se debían
aprovechar los li.tciáos inter–
valos
que tuvieran para llevarlos al suplicio, pero lo mas seguro es consultar
en tal caso
al
Sumo Pontifica (
anotacion
al lib.
3.
o
del IJirectorio.)
.
3.
0
El hereje
pertinaz relapso
(es decir, Teincidente) es entregado a los
jueces seglares, como los susodichos, pero observando lo que diremos ahora.
Ha
de estar metido en un calabozo
muí lóbrego
y
húmedo,
con
grillos
y
cadenas,
y
en un
cepo,
para que no se pueda escapar e inficionar a los
fieles.
Le
lla.marán
los inquisidores
a.
menudo, y procurarán convertirle,
y
si, mediante
la gracia
de
IJios,
lo lograren, le
darán
a entender, valiéndOlle
del m.inist!:rio de personas temerosas de Dios,
que
'IW
pued.e e11itar el supli–
cio,
y
que mire
por
su alma.
Despues que haya pasado el tiempo suficienttt