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-128-

2.

o

Sin embargo, se ha tle prccurar que no sean los calabozos horrorosos

ni enfermos en demasfa, porque si ocasionasen la muerte a los presos incurri–

rían en

irregularidad

los inquisidores; que es la razon que para esta prec–

aucion

dan

Zabarella, Locato,

y

otros doctores graves.

(Anotac. ibid).

Puesto

que tienen los inquisidores

y

sus comisionados facultades

para absolverse

uJWB a otros

de

la irregularidad

en que hayan podido incurrir involuntaria–

mente, por fuero que les fué otorgado por Urbano IV.

(IJirect. part.

9,

ptíj.

858.)

.

3.

0

Lo segundo, la.

insalubridad

y

lobreguez de las mazmorras

han

de ser

proporcionadas a la gravedad de los delitos, y circunstancias de los presos.

Lo tercero,

han

d&

estar separados los hombres de las mujeres. Lo cuarto,

el

marido

y

su mujer no pueden estar en el mismo encierro, cuando ambos

han sido condenados; pero si uno de ellos, la mujer por ejemplo, es inocente,

Ee le debe permitir que comunique con su-. marido. Lo quinto, dos presos

no deben estar en el mismo calabozo, a menos que tengan para ello motivos.

especiales los inquisidores,

y

eso porque su comun desdicha hace que con–

traigan dos culpados una estrecha amistad y mediten de comun acuerdo

proyectos para fugarse, ocultar la verdad, etc.

CAPiTULO XIII.

IJe la relajacifm.

Como de esta materia hemos tratado estensamente en el cuerpo del opús–

culo solo apuntaremos

aquf

unos pocos preceptos.

l.

o

Pasados alg:unos dias, en que los reos se dispondrán a bien morir, avi–

sarán los inquisidores a los jueces seglares que

tal dia,

a tal hora, y en tal

sitio les serán entregados tantos herejes, y se convocará

3.1

pueblo para la

ceremonia, en la cual se predicará un sermon sobre la fé, y ganarán los

asistentes

las induljencias

acostumbradas.

(IJirect. part.

8, páj. 331.)

2.

0

Hai veces que se

'IIUelven locos los herejes

antes de ejecutar

la

senten·

cia, y algunos autores han dicho que se debían

aprovechar los li.tciáos inter–

valos

que tuvieran para llevarlos al suplicio, pero lo mas seguro es consultar

en tal caso

al

Sumo Pontifica (

anotacion

al lib.

3.

o

del IJirectorio.)

.

3.

0

El hereje

pertinaz relapso

(es decir, Teincidente) es entregado a los

jueces seglares, como los susodichos, pero observando lo que diremos ahora.

Ha

de estar metido en un calabozo

muí lóbrego

y

húmedo,

con

grillos

y

cadenas,

y

en un

cepo,

para que no se pueda escapar e inficionar a los

fieles.

Le

lla.marán

los inquisidores

a.

menudo, y procurarán convertirle,

y

si, mediante

la gracia

de

IJios,

lo lograren, le

darán

a entender, valiéndOlle

del m.inist!:rio de personas temerosas de Dios,

que

'IW

pued.e e11itar el supli–

cio,

y

que mire

por

su alma.

Despues que haya pasado el tiempo suficienttt