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ti!) --

Pueda ese mismo sentimiento de enteroz:1 nacional, .ostentarse otra

vu

aito e inflexible contra toda. tentativa de resuscitar un pasado tenebroso, ya

para siempre

co~denado

y puedan nuestros hijos deci.r de la patria que les

leguemos, que nunca fuimos parte a permitir que se entronizara en sus

leyes aquella atroz intolerancia, ele la qu,e se ven

h.oi

tantos asomos, y de

cuyos frutos dijo un historiador

(1)

estas graves palabras; aplicadas precisa–

mente al país que sirviG de cuna y de nodriza al Sant() Oficio,

al

propio

tiempo que de aya y de madrast1:a a nuestros pueblos.

"¡Cuán diferente hubiera sido la suerte de España, cuán brill'!:_llte su in–

dustria, sus artes, su comercio, qué poblados y bien cultivados sus campos,

qué inmenso hubiera sido su poder, qué sólida su fuerza, cutin envidiable su

prosperidad, si el

justo principio

de

la tolerancia,

que en es·tera mas o menos

vasta dominó hasta el reinado de los reyes caMlicos, en lugar de verse vio–

lentamente suprimido,

se

hubiera ensanchado, estrec:Eando los lazos de paz

y armonía entre todos los españole¡¡, vivificando la patria con el

fu~go

sa–

grado de la fraternidad, en lugar de arruinarla y de envilecerla, convirtiéndl•

la en un monton de negras ruüas al siniestro resplandor de las hogueras

inquisitoriales!

_

"Caro pagó España su fa!latismo: felicitemos a nuestros padres, que con–

cluyeron para siempre con la Inquisicion,

y

esperemos que el progreso de

Ías luces, por ellos iniciado, seguirá su curso a través de las edades."

SÍ:

ESPE.RÉMOSLO!

(1) ToiTeS de Castilla. Hl$>ri& de las per,ecuciones,

t.

IV,

-páj.

76(!,.

FIN.