UAPÍTULO FINAL
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aposento y dejar que los de casa me hablasen, y en este
estado estoy ahora
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.. "Con lo qual no hay quien se atreva, no le suceda lo
que a mí11, ter1ninaba Ureña.
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Segun desde un principio ha podido comprobarse, los
obispos no recibieron en jeneral con aplauso el estableci–
miento de la Inquisicion en sus respectivas diócesis,. bien
fuera porque así se les cercenaba considerablemente su jri–
risdiccion, o porque con el curso del tiempo pudieron cer–
ciorarse de que en sus ministros solo podian encontrar ver–
daderos perseguidores de
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conducta, cuando no gratui–
tos detractores.
Bajo este aspecto, el Tribunal no se andaba con escru–
pulos, pues donde quiera que notase el mas mínimo sínto–
ma de enemistad, de mero descontento, o de simple falta
de aprobacion de sus procederes, jamas dejaba de encontrar
en sus archivos, o de forjar para el caso, informaciones
, que rebosaban veneno, destinadas a enviarse al Consejo
de Inquisicion o al Rei, por m.edio de sus jefes inn1ediatos.
No solo el infeliz reo que despues de ser perlitenciado
se desahogaba quejándose del n1odo corno habia sido tra–
tado o de la poca justicia que se había usado con él, esta–
ba sujeto a caer en primera oportunidad de nuevo bajo el
· látjgo inquisitorial, pero los que por algun motivo cualquie–
.ra, aunque fuese el·mismo decoro del Tribunal, ajado i pi-
, soteado por la avaricia o vida escandalosa de sus miembros,
creían oportuno dar aviso al Consejo de Indias o al de In–
quisicion, i hasa los rnismos prelados que en cumplinliento
de sus deberes se creían en el caso de formular la mas li–
jera indicacion que pudiera contrariar los pltrnes de los
Inquisidores, eran denunciados, calumniándolos muchas
veces sin piedad. Fué este un sistema a que desde los
primeros dias amoldaron su conducta con una rara inva- ·
riabilidad.
No recordaremos el caso en que con todo descaro, obe–
(liendo a un sistema preconcebido, negaban los Inquisidores
7.
Carta de U1·eña a Ciaytan, de
22
de noviembre de
1622.
Número
1
de
Testificaciones contra los Padres de la Compañía,
fol.
482.
8.
Carta al Rei de
6
de abril de
1623.