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LA INQUISICION DE LIMA
tosí, en virtud de la denuncia que copiamos a continua–
Cion:
11En la villa de Potosí, en treinta dias del mes de mar–
zo del año de mil sietecientos cuarenta
y
nueve, a horas
quatro de la tarde, ante el señor doctor don
J
oseph de
Licaraza Beaumont
y
Navarra, cura rector propio mas
antiguo de la Santa Iglesia Matriz, consultor del Santo
Oficio de la Inquisicion
y
comisario de él en ella,
y
juris–
diccion de su distrito, pareció sin ser llamado un hombre
español, de el qual, estando presente, fué recibido jura–
mento por Dios nuestro Señor
y
una señal de cruz de que
dirá verdad de lo que viene a declarar y le fuese pregun–
tado y
gu~rdar
secreto de ello;
y
dijo llamarse don
J
oseph
Antonio de Soto, soltero, natural de la villa de Redonde–
la en el reyno de Galicia, residente en esta villa
y
comer–
ciante en ella
y
otros lugares de este reyno
y
el de Chile,
de edad de veinte
y
nueve a treinta años, el qual por
descargo de su conciencia dijo
y
denuncia que el dia
quince o diez
y
seis de marzo del presente año de mil se–
tecientos cuarenta
y
nueve, en el parage de Pumaguasi
o Rio Blanco, que está en el camino real de la ciudad de
J
uxui a esta villa,
y
en el marquesado de Tajo de la pro–
vincia de Tucuman o Chichan,
y
distrito de la Real Au–
diencia de los Charcas, donde el denunciante hizo real, en
mansion
y
compañía de don Diego de Alvarado, sugeto
comerciante de la carrera de Buenos Ayres a esta villa,
de el doctor don Diego Martinez de Iriarte, clérigo diáco–
no, entrambos residentes al presente en esta dicha villa,
y
viven juntos en la calle de San Agustín;
y
don Fran–
cisco Moyel}, de nacion frances, oriundo de la corte de
París, que al presente reside tambien en esta villa, hospe–
dado en casa del coronel don Antonio Rodríguez de Guz–
man, por bajo de la plaza principal, en la calle de Santo
Domingo; habiéndose armado en .!icho parage, entre siete
y
ocho de la noche, una tempestad de truenos y relámpa–
gos, dijo que temeroso de estar en compañía de dicho
frances, porque recelaba algun castigo de la ira divina,
por los delirios que le habia oido contra nuestra santa fee
cathólica, como tiene denunciado en este Sato Tribunal,
se apartó de la carpa donde estaba dicho frances, y se fué