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LA INQUISICION DE LIMA
bunal de Inquisicion que solo permite correr los libros
saludables a la christiandad
y
conformes a nuestra santa
fee cathólica,
y
que a ésto respondió el citado frances,
ustedes hacen mucho blason
y
alarde del Tribunal de In–
quisicion que tienen, siendo así que es un Tribunal que
sin justificacion alguna
y
sin oir descargos pasa a castigar,
como lo observé en Lisboa. Y que a esto respondió el de–
clarante: yo no he estado en Portugal, pero sé que éste
es un Tribunal justificadísimo, que no pasa a imponer
castigo o pena sin que ántes se halle plenamente probade
el delito, procediendo en todo con mucha circunspeccion,
sigilo y rectitud, usando al mismo tiempo de piedad
y
misericordia con los arrepentidos que detestaban sus erro–
res,
y
de rigor
y
tirantez con los contunuwes
y
rebeldes,
y
que habiendo apoyado esto mismo el citado don Diego
de Alvarado, calló el mencionado frances,
y
que conti–
nuando la conversacion, dijo tambien dicho frances, no se
acuerda con qué ocasion, que parecía que Dios había erra–
do en la creacion del hombre, pues sabiendo que habia de
ser infiel
y
ofenderle, lo habia criado; manifestando en
ésto como ingratitud a los hombres respecto a los que
daba el ser para condenarlos. Y que a ésto le hizo impug–
nacion el mencionado doctor don Diego, con razones que
se acuerda, y que a ellas replicaba el referido frances muy
fervoriyado
y
tenaz en sus dictámenes, sin convencerse;
y
que tambien le dijo el declarante, que los mismos hom–
bres por sus culpas eran causa de su eterna condenacion,
y que como hubiese escuchado que el citado frances para
prueha de sus errores, citaba testos de la sagrada Escriptu–
ra, le dijo, por último, el denunciante, enfadado: ustedes
los hereges interpretan las sagradas letras como quieren,
y
dan a los lugares el sentido que les parece para aludir a
sus errores; y con ésto se salió de la carpa, dejando en ella
al referido frances, quien tambien quedó disgustado. Pre–
guntado quienes se hallaron presentes a todo lo ocurrido,
respondió, don Diego de Alvarado, doctor don Diego Mar–
tinez de Iriarte
y
don Antonio Ruiz, andaluz, que se
halla hospedado en la calle de la Comedia
y
casa de don
Manuel de la Cueva, en esta villa; y preguntado si el pre–
dicho frances, quando dijo todo lo que tiene enunciado