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CAPÍTULO XXVII

.377

menares, cuya causa se mandó su'spender en

1778,

fué

testificado de solicitante por varias n1ujeres i, entre otras,

por una lavandera de diezinuve años de edad, que le acu–

saba de haberle dicho en medio de su confesion. nMe has

desconJ.puesto, me has hecho mucho daño, me has muer–

to, tú eres muy

ardien~e;

¿quié te tentó a que vinieras

aquí111

En

17

de marzo de

1772,

el Tribunal re1nitió la causa

de lVlaría de

J

esus Cornejo, alias la jabonera, por hechi–

cerías. Fué esta mujer denunciada en Lambayeque, en

enero de

1756,

por Luisa Guerrero, casada, de cuarenta

años, quien nen descargo de su conciencia," la acusó de que

tenia tratos ·con brujos, que usaba de unos polvos amari–

llos que le lle·vaba un mestizo serrano, con los cuales vió

que se untaba ella y varios amigos, y que preguntada por

· la eficacia de esta receta, dijo que era para no estar pobre

y para que los hombres la quisiesen; que estuvo en ilícita

amistad con un hombre que se hallaba para casarse, de

quien dijo que no lo habia de hacer, y en efecto el novio

vino despues donde ella,

y

que a poco despues de entrar

a su casa se supo que estaba moribundo a causa de cierta

bebida que le diera en un mate; que una noche se la habia

enGontraclo en una rueda de indios, en figura de tigre,

bailando y mochando en lo oculto de unos bosques; que

habia dado a guardar a cierta mujer un talego i que abrién-

' dolo ésta por curiosidad, había encontrado dentro uñas,

cabellos, piedras y otras cosas, de cuyo hallazgo sintió la

Cornejo pena estremada, diciendo que ya no se casaría

con ella el sujeto a quien amaba y que ántes la aborrece–

ría; y tenia una piedra negra redonda con la cual refrega–

ba a sus hijas para que las

quisi~sen,

hasta tanto que la

piedra sudaba gotas gordas; que tenia amistad con un bru–

jo de la tierra a quien hacia muy buen agasajo, y que ca–

da vez que venia limpiaba ·las paredes con un gallinazo

para tener buena fortuna; etc., etc.

Recibidas las declaraciones de los testigos, el Tribunal

mandó calificar los hechos a los principales frailes, teólo–

gos i doctores de la Universidad, quienes se pronunciaron

por que la mayoría de ellos eran supersticiosos i la reo vehe–

mentemente sospechos,a en la fe, con lo cual la jabonera