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LA INQUISI OION DE LIMA
debia admitírsele a reconciliacion, disintiendo el primero
en cuanto a la confiscacion de sus bienes (que ascendían
a cinco mil pesos) por cuanto era hereje nacional
i
no fac–
to, como quería el Ordinario, apoyándose en que . ya se le
había informado ele que la fé de ia Iglesia católica era la
infalible.
·
En Quito, un jesuita era obligado, en
1761,
a recojer un
sermon que había publicado, advirtiéndosele que no lo
reiterase i que se abstuviese de predicar durante un año,
lo que motivó de parte de la Orden una apelacion a. Es-
""
2
pana.
Ese mismo año se denunció el teniente cura de Cuyoa–
can ·por solicitaciones, siendo penitenciado diez años mas
tarde.
·
En
1762
se procesaba al jesuita Mateo de los Santos,
que se hallaba en Roma, tambien por solicitante.
En
1769
se remitió al Consejo la causa de José Caro–
borda, natural de la l\1ancha, denunciado de que estando
en cierta casa babia dicho que los jesuitas eran herejes,
que San Ignacio no era santo, i que en el bolsillo andaba
trayendo con que probarlo. En la declaracion jurada que
prestó con este motivo dos años mas tarde, se afirmó en
lo dicho, npues adn1itian a tantos de las naciones infectas,
habiendo leido en un
Mercurio
de España, que los jesui–
tas haeian voto con espresion de no obedecer a los mo–
narcas, ni al Papa, sino en cosas de mision, lo que era
herejía conocida; y en cuanto a San Ignacio, negó que
hubiese dicho que no fuese santo, sino que tras la imájen
del Santo, en un cuarto de un jesuita, se babia
halla.doun
papel en que se decia que ha.bia sido canonizado a empe–
ño de muchos monarcas. . . . Y visto que escluyc toda
sospecha, se le advirtió que escuse iguales conversaciones
con todo j énero de personas y e-specialinente con j ente
laica.,,
En
1771
se denunció al negro José Fcliciano de la Oli–
va, penitenciado ya por superticioso, i que hubo de serlo
mas tarde en
1779.
Aquel mismo año, el franciscano limeño Manuel de Col-
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Carta de Lopez Grillo de
9
de diciembre de
1763.