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LA INQUISICION DE LIMA

Santa Iglesia Católica,

y

otros muchos no lo han ejecuta–

do, quedándose no pocos ocultos en estas provincias, sin

ser posible conteúerlos a bordo en el largo tiempo que se

demoran los navíos, aunque lo procuramos: cuyo inconve–

niente es tan grave como se deja considerar, de mas del

que resulta y puede provenir en lo político de cualquiera

venida de estranjeros a las Indias.

rr

20

Esta representacion mereció la mas favorable acojida

del fiscal del Consejo, recomendando que .en caso de con–

cederse alguna licencia a algun estranjero, se diese noticia

al Tribunal ele Lima, "para que éste investigue si es cató–

lico cristiano, hijo de padres cristianos, o si hereje, o recien

convertido, para que a éste no se le permita usar de la li–

cencia, representando a V. M. los inconvenientes que se

pueden seguir de semejantes permisiones.

n

Por las causas que mas atras quedan espresadas, no es

de estrañar que los trabajos del Tribunal en asuntos to–

cantes a la fe hubiesen sido casi nulos durante este último

tiempo. Es verdad que en 1757 se había celebrado un au–

to particular

21

;

mas, durante los años de 17

59

i

60,

solo

se habían despachado en la sala de audiencia, i eso a puer–

tas cerradas, tres causas de solicitacion en el confesonario:

una contra Vicente Gomez de Castilla,

pre~bítero,

natural

de ,Cuenca, en el reino de Quito; otra contra el limeño Fr.

Diego Montero, de los Mínimos de San Francisco de Pau–

la; i por fin, la del franciscano de Chuquisaca Fr. Diego

Chacon.

·

Despues de tanto tiempo, 11habienclo los señores Inquisi–

dores despachado algunas .causas secretamente, por el ca–

rácter de los reos y naturaleza de sus delitos, y teniendo

conclusas y votadas otras seis, cuya noticia podía salir al

público, determinaron celebrar auto particular de fe el día

6

de abril de

1761.

Pasó a noticiario al Exmo. señor Vi–

rey de estos reinos el señor inquisidor fiscal,

y

S. E., con

el innato amor que profesa al Santo Oficio

y

al bien públi–

co, que tanto depende de la conservacion de la pureza de

20.

Carta

de 8 de febrero de 1760.

21. Este hecho consta de una

Carta de los Inquis1:dores

de 9 de abril

de 1761,

i

aunque ignoramos los nombres de los reos que en el auto

fi–

guraron, puede aseverarse que debieron ser mui contados.