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LA INQUIS¡OION DE LIMA

en galan, no tardó tampoco en exhibirse con chupa de ti–

sú,, . bien almidonada camisola, pañuelo bordado,

i

encajes

en la gorra

i

cuello.

7

Todos los que se habían visto así maltratados por los

Inquisid.ores, dirijieron sus esfuerzos a desunirlos, insi–

nuando desde luego a Unda que públicamente se murmu–

raba de su miedó hácia el colega

i

de cuán ceñido se ha–

llaba a sus resoluciones, sin aprecio por ésto en la opinion,

que lo pintaba como si viviese metido debajo de una me–

sa.

t:~

Pero tales empeños debían por esta parte resultar

vanos, ligados como se hallaban los jueces del Santo Ofi–

cio por tan estrechos la'zos de familia ....

La vida que ambos llevaban se babia hecho tan pública

que el fiscal Amusquíbar lo supo viniendo de camino, i co–

mo si ésto no fuese aun bastante, era notorio a todos que

Unda se dejaba corromper con dádivas eri la administra–

cion de justicia i que Calderon comerciaba por mar

i.

tie–

rra, bajo el · nombre de un capellan suyo, í con tal usura

que solo en el año de 1739 había remitido a España

ochenta mil pesos.

9

Este mismo tráfico, para el cual se ha–

bían sustraído de la caja del Tribunal los fondos necesa–

rios (que se devolvieron a tiempo) le habían proporciona–

do tambien hacerse dueño de una valiosa propiedad a las

puertas de Lima.

Cuando el Consejo se hallaba ya en posesion de tales

a~tececlentes,

·llegaron a España Felipe de Altolaguirre,

secretario que babia sido del Marqués de Villagarcía, i

yerno de Ilarduy, acompañado de un relijioso; llevando

entre ambos cien mil pesos, destinados a servirles en la

corte de poderoso auxiliar en sus pretensiones de infor–

mar en contra del Inquisidor Calderon. Ilarduy había

despachado ántes a otro emisario, tambien con buenos

pesos, para negociar su restitucion al empleo de que fuera

7.

Espediente de visita.

.

8.

Carta de Unda de marzo de

1748.

Amusquíbar dice que su pri–

mera accion en llegando a Lima fué desalojar de los bajos de su habita–

cion a la familia e hijas del alcaide, haciéndolas pasar a la casa conti–

gua de penitencia.

Carta de

9

de agosto de

1751.

9.

Espediente de visita.