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LA INQUISICION DE LIMA

preparadas fiestas i saraos, aunque se sabia que ·estas ma–

nifestaciones i condescendencias no eran tan desinteresa–

das que no fuese ya voz comun que todo lo hacian "por

ver cómo habían de ocultar otra causa que el Santo Tri–

bunal había o tenia contra otro tcatino, y aun tenían

mandado prenderle, y pusieron, quitado el reo, otro, mu–

dado el non1bre.

11

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Se añadía aun que la intünidad no pa–

raba en eso, pues se juntaban en casa del Virei, i que allí

habían, entre otras cosas, acordado en la causa de Calderon

que se le trajese preso a las cárceles secretas del Tribunal,

i auri que lo hubjeran ejecutado así, a no haber ocurrido

en el Consejo la novedad que referiremos.

Lo cierto era, sin embargo, que estas estrechas relacio–

nes de los jesuitas con los inquisidores triunfantes, comen–

zaban a costarles caro.

En

efecto, el padre Zovalve, que

había escrito a Españ.a contra los depuestos, había muerto

"sin poder siquiera decir

J

esus," a las once horas de fir–

mada su carta; se había prendido fuego a los cañaverales

de azúcar de la hacienda en que se babia dado el convite

a Arenaza j compañero, en el punto mismo en que ambos

se retiraban de allí, incendio que les valia cincuenta nlil

pesos de pérdida; i, por fin, al dia siguiente de aquel en

que el padre Silvestre Moreno había contribuido a acor–

dar la prision de Calderon, moría repentinan1ente.

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Se temía en vista de estos hechos que el fin del mundo

debía estar próximo, "queriendo Dios empezar por este

Santo Tribunal de la fe, decía un contemporáneo, porque

ha descrecido tanto de .sí que no puede ser mas,

y

segun

todos dicen, no será posible vuelva jamas a aquel pundo–

nor en que ántes estaba, porque todos vemos que en él no

hay mas que codicia, falsedad

y

tiranía.

11

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Calderon, a todo ésto, no cesaba de manifestar al Con–

sejo lo que estaba ocurriendo; pintando al1nisrno tiempo

el triste estado a que se veía reducido, con sus bienes em–

bargados, casi teniendo que comer de limosnas, con sus

amigos perseguidos por la parcialidad de vizcaínos que

20.

Carta citarkt de Prado.

21.

Id.,

id.

22.

Id.,

id.