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CAPÍTULO XXV
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una cuenta suya que despues resultó plagada de vieios
irresolubles,
i
no contento con ésto, se avanzó hasta ofre–
cer a Unda una crecida cantidad i cancelarle los présta–
mos que habia eontraido para gastos de su trasporte, a
condicion de que autorizase su restitucion al oficio, (i que al
fin hubo de conseguirlo en España,) siempre que otorgase
fianzas competentes.
Con n1otivo de la manifiesta parcialidad de Irazábal, éste
fué igualmente separado del destino, como lo fué tambien
Jerónimo de la Torre, otro de los secretarios, que habia
perdido públicamente el respeto al Tribunal, negándose a
cumplir cierta órden que éste le diera. Pero Calderon
i
Unda que tan severos se mostraban de esta manera, de–
jaron, sin embargo, en su puesto a Romo el alcaide, com–
padre
i
.amigo del receptor, apesar de que se justificó que
había facilitado a éste medios de introducir en el fuerte
(nombre con que se designaba la caja del tesoro) parte de
las cantidades que de él habia sacado para sus negocios;
guardándose mui bien los jueces de espre'Sar en sus infor–
mes cual era la causa de esta singular tolerancia hácia el
cómplice del hombre contra quién de esa manera proce ...
dian. Mas no les faltaba razon para ello.
Era Romo padre de dos muchachas llamadas Magdalena
i Bartola. Cayó ésta en gracia a Calderon, i como habita–
ban el nlismo edificio, se intimó tanto luego con ella que
se la llevó a vivir a su lado, no sin que la jóven le hiciese
padre de varios hijos, tres de los cuales, que eran muje–
res, hizo entrar de monjas en el convento de Santa Cata–
lina, donde eran conocidas solo por nombre de las Inqui–
sidoras.
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Unda, en llegando a Lima, conoció
tambie~
a
J\1agdalena, i con1o tenia por dentro de la casa i de las
cárceles secretas comunicacion con las habitaciones de la
familia del alcaide, trabó luego relaciones con ella, con
grandísimo descaro
i
nota púplica,
i
como con ésto
die1~a
6. 'rnvo tambien relaciones Calderon con una chola, a quien des–
pues metió de monja de velo blanco, o donada, en el convento de la
Concepcion. En este órden, se le probó tambien haber est1laido del
oo–
lejio de niñas huérfanas a una que casó con el1naym.·dorno de su chacra.
Constan estos hechos de las deposiciones de siete--tes:tigos que declara–
ron en
la
causa de visita.