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24

LA INQUISICION DE LIMA

un jubilado;

y

al lado izquierdo de su

Excelenc.ia

el señor

oidor dotor Juan Ji1nenez de

~1ontalvo,

como el mas an- ·

tiguo de las sa]as. Tras· de su Excelencia el General de la

caballería don Enrique de Castrillo

y

Fajardo, capitan de

los gentiles hombres, lanzas ele la guarda de reyno,

y

con

él Pedro de Zúñiga Zubaco, caballerizo mayor de su Exce–

lencia, a quien seguían todos sus criados

y

gentiles hom–

bres; tras ellos la con1pañía dicha de las lanzas. Autoriza–

do

y

lucido acompaflan1iento, copioso de noblezas, letras,

armas

y

adornos.

"Con este órden entraron en la Ynquisicion, adonde

habiéndose quedado a la puerta las comunidades, cabildos,

compañías,

y

lT

niversidad; la Real Audiencia entró en el

prirner patio,

y

su Excelencia hasta el segundo, donde

halló a los sef1ores Ynquisidores, puestos so1nbreros sobre

los bonetes, que llaman de auto, insignia de delegados de

su Santidad

y

defensores de nuestra Santa Fe; y el fiscal

estaba a caballo con el estandarte; y habiendo hecho su

Excelencia

y

los señores Ynquisidores sus cortesías, en

que estuvieron presentes

y

cabales~

recibieron en medio

al Virrey,

y

diciendo el señor Ynquisidor mas antiguo,

11anden vuesas mercedes" volvieron a salir como habi3¡n ve–

nido, añadiéndose solo que al fiscal

y

estandarte de la Fe,

llevaron en medio el señor dotor Galdos de Valencia, oidor

ménos antiguo,

y

el señor dotor Celda, mas antiguo alcal–

de de corte. Así llegaron a la plaza mayor, donde estaba

el escuadran dicho, que en viendo entrar por la plaza el

estandarte de la Fe

y

a su Excelencia, abatieron las ban–

deras en señal de reconocimiento, con salva

y

cortesía mi–

litar.

11Llegaclo al cadalso, se quedaron las co1npañías de los

jentiles-hombres, lanzas

y

arcabuces a los lados del tabla–

do, la de los lanzas a la n1ano derecha,

y

a la izquierda la

de los arcabuces, remudándose por tropas, estando de guar–

da, sin que faltase de los pueblos la mitad de cada una.

El escuadran de la infantería estuvo formado hasta medio

dia,

y

despues cada co1npañía en cada esquina de la plaza;

de suerte que estando con comodidad, la tuvieron guar–

necida;

y

a las cuatro de la tarde se volvió a formar el

escuadro~,

como queda dicho.