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CAPÍTULO XVII

21

salió cantando el himno de

Vexilla Reges pTodeunt,

en

canto de órgano la capilla y coro de la Iglesia mayor,

.y

acabado este himno, comenzaban el salmo ciento ocho

1

"Deus laudem rnecurn ne tacueris."

El himno correspondía

a la cruz y el psalmo al castigo y destruccion de los ene–

migos de la Fe. La gra.vedad de este acto, causaba respe–

to en todos,

y

la música dulce

y

triste obligaba a tierna

devocion. De esta suerte fueron hasta el cadalso por la

9alle del Alguacil lVIayor, sin que la n1ultitud de la gente

hiciese confusion ni ruido por el silencio comun, ni estor–

bo a la procesion, porque el día ántes mandó el Tribunal

que_ninguna persona anduviera a caballo, ni en coche por

donde pasase la procesion, pena de perdido todo.

Llega~·on

al cadalso, donde se colocó la cruz verde en el altar, que

con adorno rico estaba adornado,

y

allí la dejaron con blan–

dones y hachas encendidas, quedando veinte religiosos do–

mínicos, velándola aquella noche con cuatro familiares.

"Nombraron los señores Inquisidores para at"'..torizar la

·accion

y

asegurar el respeto de la multitud, cuatro gober–

nadores para la guarda del cadalso, con bastones negros,

que ejecutaban la.s órdenes de los señores Inquisidores,

dando los lugares, como les fué ordenado, ren1itiendo es.:.

tos cuatro a los familiares que habian ele egecutar. Fue–

ron don José de Castilla Alta1nirano, don Pedro de Vedo–

ya, -don Francisco Cigoney

y

Lujan,

y

don Alvaro de

Mendoza, que acudieron a esto con lustre, gravedad

y

cortesía. Aquella noche llamó el Tribunal a algunos pre–

lados doctos para que aconsejasen

y

redugesen a los que

renegaban de los relajados, o la verdad, o la Fe, dando

comision ele que los pudiesen absolver sacramentalmente,

reduciéndos.e a verdadera confesion, prevencion digna de

este TribuJ1al, tan copioso de misericordia,

y

ántes honra–

ron a los prelados los seftores Ynquisidores, haciendo co–

lacio'.n todos,

.y

el Fiscal, Alguacil mayor

y

Secretarios.

Los prelados estuvieron hasta n1edia noche en los calabo–

zos secretos, cada dos con el impenitente, que los entre–

garon,

y

desde esta hora hasta las cinco de la mañana,

otr?s religiosos graves

y

doctos ocupados en la mesma

aCCl011.

11El

Virey,

que

tan prevenido

y

cabal es en todas las

1