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LA INQUISICION DE LIMA
obstentaciones del servicio de Dios y del Rey, dió órden
al Sargento mayor de este reyno Francisco Gil Negrete,
y al Comisario de la caballería don Diego de
Ay
ala, qne
a las cinco ele la mañana fuese a la Ynquisicion la compa–
ñía del
ba1~rio
de San Lázaro, juntamente con la que tiene
el capitan Francisco de la Carrera, y hecha un cuerpo,
dejando la ba.ndera en el Escuadran, viniese con los peni–
tenciados puestos en dos
~ileras,
y el Escuadran contenia
la compañías de los capitanes don Anares de los Infantes
y
1\d:endez, caballero del hábito de Santiago,
y
don Luis
Fernandez de Córdova, don Diego de Aguero,
y
don An-
, tonio Guerra de la Daga
y
don Antonio de Coca, guarne–
ciéndole las compañias de a , caballo de lanzas ginetas
capitan I-Iernando de Santa Cruz
y
Padilla, y otra de
arcabuceros de a caballo, su capitan Pedro Fernandez de
Córdova, escuadran lucido, ordenado
y
vistoso.
nDom1ngo veinte
y
uno, desde el amanecer hasta las
siete de la mañana, se digeron misas en el altar del cadal–
so, donde estaba la cruz verde, y en otro curioso y rico,
un Cristo de acabada hechura, obrado con propiedad en
su notonlia: fué el decir las misas, bendicion de aquel lu–
gar, y siendo motivo de devocion, oyeron n1isa los que
por asegurar asiento se quedaron sin oirla.
"Entre ocho y nueve, salieron veinte
y
un penitencia–
dos, un hombre y tres n1ugeres con corozas, diez reconci–
liados con sambenitos, dos relajados vivos,
y
dos estatuaR,
y con ellas dos ataudes de a tres cuartas, donde se lleva–
ban sus huesos, pintadas llarnas por las cubiertas: iba ca–
da penitente acompañ.ado de dos familiares, y la cruz de
la parroquia, que era la de la Yglesia mayor, cubierta de
un velo negro, significando el ir entre escomulgados. Lle–
vábanla cuatro curas y clerecía, que delante iban cantando
el psaln1o
nMiserere rrnei Deusír
en tono triste, accion de .
terror; seguíanse los penitentes con sus acompañados, con
la compañía en hileras, haeiendo escolta y delante el ea–
pitan Francisco de la Carrera, a quien seguia el aleayde
de las cárceles secretas Bartolomé de Pradeda, eon baston
de ébano en la mano, que llevaba los cofres de plata,
donde iban ]as senteneias. Remataba
la
procesion don
Juan de Espinosa, alguacil mayor, ·
y
los dos secretarios