CAPÍTULO XXIY
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dana i Zamudio, asistido de sus tenientes i del escribano
de cabildo para que diese fe de todo; i, entre las milicias
que marchaban con bayoneta calada i un inmenso jentío,
"Y formando todos .un perfecto círculo, termina el narra–
dor de aquella trajedia, llegaron a ocppar el embarazado
terreno, en cuyo espacioso árnbito se ejecutó el dispuesto
suplicio, entregando la rea al estrecho dogal y despues a
la encendida hoguera, que al furor de sus activas llamas
la redujo a pálidas cenizas, en que igualmente quedaron
sepultados las estatuas, como tarribien los huesos del reo
sentenciado a ésta que propiamente fué última pena, en
que acompañó al incendio la ruina, para la total estincion
de su memoria. ,,
13
Maria Ana de Castro f\té la última ,persona que el Tri–
bunal del Santo Oficio de Lima condenó a la hoguera. Su
causa i su muerte han dado tema a
un~,
novela que hemos
visto citada variae:. veces, pero que no conocemos.
El siguiente auto de fe se celebró, como hemos indicado,
el
11
de noviembre del año siguiente, en la capilla del
Rosario de la iglesia de los domínicos, doride se erijió una
tribuna con celosías para que asistiese el Virei a. ver pe–
nitenciar las personas-·que a continuacion se espresan.
Juan Ferreira o Juan Antonio Pereira, soltero, corre–
dor, acusado de que despues de la celebracion del auto de
28
de dicembre de
1736,
en que había sido relajada por
judía judaizante Mariana de Castro, había dicho: nlas bru–
jas estan sueltas y Mariana de Castro quemada; miren que
tierra esta! Qué Cristo, ni Cristo! Cristo no fué judío?":
por euyas proposiciones i otras semejantes, despues que
le secuestraron sus bienes, fué encerrado en cárceles se–
cretas · el
8
de enero de
17
8
7. En . sus eonfesiones de–
claró el reo haber espresado que al
tie~po
de dar garrote
a la Castro, junto al quemadero, habia manifestado mu–
cho esfuerzo i v¡alor, poniéndose ella misn1a el cordel i
arreglándose el cabello para morir. Contando el discurso
de su vida dijo que, siendo soldado, fué hecho prisionero
13.
Triunfos deZ Santo Oficio peruano,
folio 159. Para mayores de–
talles de este auto remitimos al lector a la parte de nuestro libro refe–
rente a Chile.