CAPÍTULO XXIV
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mano del sacerdote, luego que se aGabó la misa, con que
se terminó toda la accion del ten1plo11.
En el mismo órden que habia ido, fué el Virei en proce–
sion a dejar a los Inquisidores, hasta despedirlos a la puer–
ta del Tribunal.
Al dia siguiente salieron los reos entre las compafdas
de a caballo i ministros ordinarios del Santo Oficio i fa–
miliares que los conducían, montados en caballos adorna–
dos de ricos jaeces, con sus insignias i varas de justicia,
seguidos del Alguacil n1ayor i del secretario ménos anti–
gno, tambien 11en caballos de manejon, con gualdrapas de
terciopelo negro. Los penitenciados, "unos a la verguenza
i
otros al dolor, fueron llevados por las calles acostumbra–
das, donde la cabeza
i
la espalda, sujetas a la coroza
i
al
azote~
tuvieron la asistencia de la infamia i el golpe, que
formaban todo el tenor del castigo."
11
Pero acaso lo mas orijinal de este auto fué la escapada
que hizo su panejirista e historiador de caer en las manos
de los Inquisidores cuyo fa1na colocaba tan .alto; pues éon
ocasion de haberse notado en la relacion algunas proposi–
ciones que "Se habian hecho reparables," estuvo a pique
de ser encausado, debiendo su salvacion solo a que por
haber trabajado de órden del Virei, los jueces no se atre–
vieron a procesarlo, temiendo se siguiesen 11perniciosas
consecuencias, por no haber de persuadirse se hacia por
causa de las proposiciones, sino _en odio de que corran pú-
blicos sus simulados aplausos.
11 12
·
El ejemplo del doctor Peralta Bárnuevo, encontró, con
todo, bien pronto un imitador en don José Ber1nudez de
la Torre
y
Solier, alguacil mayor de la Audiencia i con–
sultor del Tribunal, al cual con reverente humildad de–
dicó su libro
Triunfos del Santo Oficio peruano,
en que
se contiene la relacion de los dos autos, de fe celebrados
el
23
de diciembre de
1736
i
el
11
de noviembre del año
siguiente.
11. Obra citada de Peralta Barnuevo.
12.
Carta
de 18 de noviembre de 1733. En el Consejo se ordenó,
sin embargo, que las proposiciones se calificasen i votasen,
i
sin p::tsar a
vías de hecho, se enviase el espediente a Madrid.
Oarta de los Inqui·
sidores de
16
de febrero de
1736•
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