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CAPÍTULO XXIV

287

buenas intelijencias que la Compañía mantenia en España,.

la resolucion del Consejo llegó a saberse en Lima ántes de

que se diese lectura a la órden del Consejo, de que lasti–

madísimos los ministros escla1naban dirijiéndose a aquel

alto cuerpo: 11en ésto podrá

\r.

A.

conocer el estado a que

ha ·negado en este tiempo el Santo Oficio, sobre que solo

nos queda lugar a la compasion

y

rogar a V.

A.

por el

d .

g

reme

10 ·"

I-Iabian, miéntras tanto, trascurrido cinco años sin que

la capital hubiese presenciado ningun auto de fe, ni aun

de los menores que se celebraban en la capilla del Tribu–

nal o

~n

la iglesia de los domínicos, hasta que por los

fines de

1730

se presentó en la persona de _Roberto Sha.w,

el solo penitenciado, la ocasion de uno, acaso el mas pobre

de cuantos hasta entónces habian tenido lugar.

Era aquel un marinero de la espedicion de Clipperton,

natural de Halifax, que desertándose en Panamá i me–

tiéndose en un barco español habia ido a parar al Callao

i

de ahí al Cuzco. Preso 11por hereje

y

calvinista de profe–

sion," despues ele nueve meses de cárcel, pidió que le bau-

.tizasen, manifestando que queria reconciliarse con la Igle–

sia católica. Diósele, en consecuencia, como instructor a

Fr. Tomas Correy, a quien, despues de tenerlo mediana·

mente instruido en las verdades de la relijion, con poco

aprovechamiento de ellas, se le huyó un buen dia, despues .

de descerrajarle un baul i de llevarle algunas

alha.j~s

i

ciento sesenta pesos en plata, para ir a pareeer a Puno,

donde se habia establecido con una carniceria, en unio.n

de una mulata esclava i de una mujer española. Llevado

nuevamente a Lima i conclusa su causa, se le mandó ab–

solver

ad cautelam,

sin abjuracion, con órden de que se

confesase tres veces en el primer año

i

rezase todos los

sábados, de rodillas, un tercio del rosario.

Mas notable habia de ser el auto que se acordó tuviese

lugar .el dia

12

de julio de

1733,

a cuyo efecto pasó San–

chez Calderon a manifestar esta resolucion al Virei, Mar–

qués de Castelfuerte, quien no solo ofreció para el auto el

concurso de las milicias

i

la asistencia de la Audiencia,

9.

Carta de

12

de enero de

1789.