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CAPÍTULO X.XlV

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Ibañez que en virtud de su antigüedad seguía presidien- ·

do el Tribunal, luego se ligó estrechamente con Calderon,

i tan pronto como Gutierrez de Cevallos recibió el título

de su promocion, le envió recado con el secretario indi–

cándole que se escusase de seguir asistiendo a las audien–

cias. ''Yo, dice aquél, hablando de este incidente, procuré

hacer de necesidad virtud, copociendo que ninguna clilijen–

cia babia de bastar a reducirlos de su siniestra intencion,

pero por cumplir con mi celo

y

devocion al Santo Oficio

y

lastimarme muy

d~

veras el grande atraso del despacho,

habiendo reos de trece años de prision y once que yo ha.:.

ciendo oficio de fiscal, les puse la acusacion por delitos de

formal molinismo

5

• ·• • •

les manifesté a :los Inquisidores

mi ánirno de asistir siernpre." Pero Ibañez, apesar de su

enfermedad de parálisis, que lo retenia en ocasiones impe–

dido por mas de tres n1eses, no cejó en su primera resolu–

cion,

i,

por el contrario, con n1otivo de una fiesta que hubo

en la capilla del Tribunal i por cuya asistencia cada uno

de los jueces se hacia pagar ocho pesos de propina, orde-

bispado de Lima, fué caballero del hábito de Santiago i colejial del co–

lejio del Rei en Salamanca. El obispo Villarroel en su

Gobierno ecle–

siástico pacifico,

tomo II, páj·. 54, refiriendo cierto lance del Arzobispo,

dice que «tenia muchas ayudas de costa para errar en el punto: ser muy

caballero, muy rico, muy reciente prelado, con su punta de colérico.»

En 20 de diciembre, los ministros que sucedieron a Gutierrez en el Tri–

bunal, remitieron al Consejo unos autos, de que constaba que habiendo

ido a visitar el monasterio de monjas del Prado, salió toda la comuni–

dad a recibirle a la portería· i que en la conversacion que tuvo allí con

las madres les r'efirió que siendo obispo de Córdova del Tucuman, se ba–

bia visto obligado a sacar a una monja del convento del Cármen por–

que mantenía una romunicacion entre la portería i su celda, donde se

veía a solas con cierto bienhechor del1110nasterio, ((esto es, mis madres,

dijo S. I ., que el dicho le echaba la pierna a la monja. Les preguntó

que para qué Re habían metido monjas, y como le

respondies~n

quepa–

ra buscar a Dios con toda perfeccion, les replicó que para eso mejor fue–

ra haberse casado y procrear el mundo, añadiendo, yo no ·he sido jamas

aturdido, y si en mi mano eetuviera, de las cuatro partes y de las co–

munidades de frailes, quitara las dos o tres, y lo mismo de las monjas.)

5. El Inquisidor se refiere en este párrafo a la causa del jesuita chi–

leno Juan Francisco Ulloa

i

sus secuaces Solis, Velasco;etc., de que da–

remos cuenta en nuestra historia del Tribunal del Santo Oficio en Uhi–

Ie. Nótese que solo en ese momento se le hacia escrúpulo al denunciante

la larga duracion de los procesos de esos reos, siendo que, como él lo con–

fiesa, hacia once años a que les habia puesto la acusacion.

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