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CAPÍTULO XXIV

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con las insignias del Tribunal. Iban los reos que esta no–

bleza apadrinaba, en número de doce, conducidos por el

alcaide de las cárceles, llevando el baston, insignia de su

cargo, acon1pañado del nuncio del Tribunal. Llevaba lue··.

go el estandarte del Santo Tribunal su alguacil may9r,

en ·medio de los dos alcaldes de la ciudad, sosteniendo cada

uno una de las borlas. Seguia el Cabildo, elTribunaljde Cuen–

tas i la Audiencia; sucediendo al oidor mas antiguo don José

de Santiago Concha, el Virei, que tenia a su derecha a

Ibañez de Peralta, i a su izquierda a Sanchez Calderon,

cubiertos con sus chapeos o sombre.ros de ceremonia, ato–

dos los cuales precedia in1nediatamente la compañía de

alabarderos. Tras del Virei, iban sus secretarios i jentiles

ho1nbres i otro trozo de caballería. La procesion ocupaba

muchas cuadras entre el jentío que amenazaba, desplomar

los balcones, abriéndose la iglesia para dar paso al séqui–

to. Los altares estaban cubiertos con velos negros, i a un

lado del de Santo Domingo, se veia un tablado de dos

gradas, cubierto de bayetas negras, del tamaño de la cú–

pula. En el presbiterio habia tres sillas con tres ahnohadas

de terciopelo verde a los piés, debajo de un dosel, a cuyo

frente se veia un crucifijo de marfil, i delante de la silla

del medio, un sitial sin aln1ohada, con otro crucifijo, i al

lado una cajuela guarnecida de plata que encerraba los

procesos de los reos, la cual habian traido en la procesion

dos familiares. Sentóse allí el Virei i los Inquisidores, i por

su órden el resto de la comitiva. El estandarte de la fe esta–

ba en medio de la peaña del altar mayor, i los reos se colo–

caron en las gradas del tablado con las señales infa1nantes

de sus delitos.

Comenzó en el altar mayor la n1isa un fraile domínico,

quien, acabada la epístola, se sentó, i of-reció entónces el

Inquisidor mas antiguo la campanilla a S. E.: sonóla, i

pasándosela a aquél para que dirijiese el resto del acto

se volvió hácia el Virei i le exijió el jura1nento de esti–

lo. Salió en seguida al púlpito un mercedario a leer el

juramento de la fé que debian hacer la ... '-\.udiencia, Cabildos,

etc., diciendo en el aeto, dirijiéndose al pueblo: "alzad todos

las manos, i diga cada uno juro a Dios, etc". Siguió luego

la lectura del edicto i constitucion de Pio V. Vino des-

TOMO II

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