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LA INQUISICION DE LIMA

que habia afirmado en una conversacion que San Moises

era un gran santo, y que en su tierra, en una pa.rrochia, se

veneraba

y

estaba en un altar; el tercero, que le habian

hecho cargo de que estaba. · circuncidado, siendo falso, y

así lo declaró dicho padre en dicha audiencia, y en la de

catorce de dicho mes y año confesó a dicho reo, diciendo

en ella

de~pues,

que le habia hallado muy tierno y contri–

to, sin expresarle fuera de la confesion cosa que debiese

manifestar en ella. Y en la de diez

y

ocho de dicho mes

y añ.o, el alcaide dió noticia que el médico había dicho

que dicho reo estaba de mucho riesgo su vida, y que

no se le dejase s'olo, y luego se ordenó que el nuncio

citase a dicho padre para que visitase a dicho reo, y

habiendo comparecido en ella, se le ordenó entrar en

dichas cárceles y le visitase, y fecho, dió noticia que esta–

ba·muy a lo último y con poca esperanza de vida y muy

conforme con la voluntad de Dios, y que le había dicho

que en lo que ha.bia leido en fray Luis de

Granad~,

sabia

que solo se podia · salvar el hombre guardando la ley de

Dios, con la gracia de

J

esuchristo. Y en la audiencia de

diez y nueve de dicho mes

y

año, el alcaide avisó que

habiendo dejado a las once de la noche de el dia antece–

dente algo mas aliviado de su accidente a dicho reo

y

en

su compañía el preso que habia ordenado el Tribunal,

volvió a las cinco de la mañana de dicho dia a visitarle y

le habia hallado difunto, y que el preso que le asistió, le

dijo que había ayudado y exortado a dicho reo, con1o ca–

thólico christiano,

y

que había muerto co1no a las quatro

de la mañana. Y en dicha audiencia, por auto, se mandó

que el secretario que asistió a estas diligencias reconocie–

se e hiciese inspeccion para certificar y dar fee del estado

en que se hallaba el cuerpo de dicho reo,

y

hecha esta di–

ligencia, certificó en dicho dia que habia visto en la cárcel

número tres y reconocido un cuerpo difunto, en cama y

entre sábanas, que al parecer era el de dicho don Antonio

Candioti; y luego, por otro, se mandó que por ahora y has–

ta la determinacion de su causa, el cuerpo de dicho don

Antonio Candioti fuese sepultado en una de las sepoltu–

ras que para este efecto están asignadas en dichas cárce–

les, señalándola para que conste, en la que fué enterrado