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LA INQUISICION DE LIMA

era ya mui anciano, o hijas solo de su ignorancia, era lo

cierto que a sus prédicas iba mucha jente, IICOmo a farsa

o comedia, mas que a recibir buen ejemplo de su doctrina,

a un rato de zumba

y

divertimiento, porque en ellas

~oln­

braba por sus propios nombres a diferentes personas de su

relijion

y

legos ridículos, como a otras personas de este

jaez del pueblo, con que motivaba a carcajadas de risa al

auditorio.11 Mas, como Arregui era cristiano viejo, el pa–

dre de provincia mas antiguo, emparentado con los miem–

bros del Cabildo, hermano del Obispo del Cuzco i mui

amigo del Gobernador, no solo no fué privado del púlpito

sino que, mediante al empeño de las mismas personas in–

dicadas, fué ascendido al gobierno del obispado, miéntras

le llegaban las bulas para consagrarse: circunstancias de

que el comisario se manifestaba mui contristado, pues te–

mía, i con razon, que en tan alto cargo nadie le fuese a

la mano, con la

~esestin1acion

del puesto que se deja

comprender, especialmente, como lo espresaba en su rela–

cion a los Inquisidores, 11a vista de los hereges del real

a~iento

de Inglaterra, en que seran mayores los escánda–

los que se orijinarán en los ridículos sermones de este su–

jeto1;" concluyendo por pedir al Tribunal, ya que él nada

podia hacer, con que se pusiesen estos hechos en noticia

del confesor del Rei,

y

que no habían de impedir al fin que

Arregui ascendiese al obispado i lo gobernase hasta su

muerte,' ocurrida en

1734:J.

Como de ordinario, no eran mui cordiales las relaciones

que los Inquisidores guardaban entre sí. En efecto, habia

entrado a desempeñar la fiscalía en agosto de

1722

3

el

doctor Cristóbal Sanchez Calderon, mozo que, si bien gra–

duado en Alcalá, no pasaba de los veintiocho años, en

lugar de Gutierrez de Cevallos, que ascendió a segundo

inquisidor, i a quien hubo de reemplazar mas tarde en este

puesto por su pro1nocion al obispado de Tucuman, en

1730

4 •

l.

Carta

de 3 de junio de 1731.

2. Alcedo en la palabra

Buenos Aires.

3.

Carta del Tribunal

de 31 de mayo de 1734.

4. José García Gutierrez de Cevallos, que algunos años despues de

haber sido promovido al obispado de Tucumán, fué ascendido al arzo-