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CAPITULO XV
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de
trei~ta
i
tres afios, natural de Zelorico, pulpero que ha·
bia
si~o
en Potosí i a quien el Santo Oficio encerró en sus
cárceles secretas el
22
de mayo de
1604,
porque siendo
cristiailo nuevo, con poco temor de Dios, de su ánima i
coq.ciencia, babia. hereticado i apostatado, volviéndose a .la
lei muerta de Moisés, creyendo i guardando sus ritos
i
ce-.
remon~as.
Despues de haber confesado su delito, un viér–
nes por la n1añana en que fué llevado a la audiencia, luego
de entrar, se hincó de rodillas, declarando que hasta en–
tónces habia andado errado,
i
tomando en seguida el
cru~
cifijo que estaba sobre la mesa, comenzó a hacer una larga .
esclamacion, con muchas lágrimas, diciendo que le babia
ofendido gravemente i pidiéndole misericordia. Fallada su
causa, se le mandó salir al cadalso con los otros peniten–
tes, en cuerpo, sin cinto, descubierta la cabeza
i
con un
hábito penitencial de paño amarillo, con dos aspas colora–
qas, . ude señor San Andres11, encima de sus vestiduras,
i
una vela de cera en las manos; donde le fuese leida su
sentencia i públicamente abjurase de sus errores.
Miéntras sufria la carcelería de tres años, con hábito, que
tambien se le habia impuesto, Correa entró a servir de do–
nado al convento de la Merced, i cumplido ese tietnpo, se
le obligó a salir desterrado para España, muriendo de
fraile profeso en Osuna, en
1622,
i
con olor de santidad.
13
El primero de junio de
1608
tuvo lugar un nuevo auto
de
fé,
habiént1ose en este intermedio fallado las causas de
los reos que siguen:
.
Por blasfemos, Gaspar Gomez Palomo, que se denunció
en Chuquisaca; Juan de Meclina Anuncibay, natural de
13.
La- vida de Correa ha sido contada por varios autores. Nosotros
poseemos la de Fr. Juan de Damaso, intitulada
Vt"da
admirable del sier–
vo de Dios .F'r. Antonio de San Pedro ... convertido a la gracia de
Dios
prod~qiosamente
en el reyno del Perú, en Lima; espantoso en virtude8
y
casos peregrinos en
el
de Espafia,
Cádiz, 1670, fol.;
i
la segunda edicion de ·
la de Fr. Andres de San Agustín,
Dios prodigioso en
el
Judío mas obsti–
nado,
en
el penitendado mas penitente y en el mas dego en en·m·es des–
pues clarísimo en 1)irtudes, etr..,
sin año ni
Jugar.
Estos títulos dejan
Jll
comprender las maravillas
qne
encierran estos libros. Ademas de los re–
tratos que dan de Correa
e~tos
autores i de otros muchos que corren
impresos, en Roma se grabaron dos con licencia de Su Santidad,
en
1661
i
1662.