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LA INQUISICION DE LIMA

Recojidos todos los informes, el Reí, de su propia mano,

resolvió uque se excusase de poner inquisicion por los in–

convenientes que se seguirían,

y

tomase por medio que la

Inquisicion de Lima enviase un comisario de muchas par–

tes,

y

al gobernador se ordenase le asistiese:" ude qué ha

parecido avisaros, repetían los ministros del Consejo a los

de Lima, para que el con1isario

y

notario que se nombra–

se sean de toda satisfaccion

11

."

Por lo cle1nas, salvo algunas de las competencias que

tan comunes fueron durante la existencia del Tribunal

con las demas autoridades, relativas al órden de preceden–

cia en las fiestas públicas o a los asientos que en concu–

rrencia con otros funcionarios debían corresponderles, los

Inquisidores pudieron dedicarse tranquilamente al desein–

peño de su ministerio, sin dar por entónces a los procesos,

11.

Despacho

de 26 de noviembre de 1636. A propósito del comisa–

rio de Buenos Aires, conviene notar aquí, que el que había desempeña–

do ántes este cargo llamado Francisco de Trexo, denunció a su colega

del Paraguay, el jesnita Diego Gonzalez Rolguin, a quien, en consecuen–

cia, se le hizo ir

tL

Lima; pero en vista de las representaciones que sus

apoderados hicieron en España, el Consejo le mandó restituir a su ofi–

cio, por órden de 26 de febrero de 1615. El cronista Lozano, que cuen–

ca muí a la larga las injusticias de Trexo, afirma que Gommlez estuvo

a punto de ser asesinado por otro ecle8iástico, a quien babia, reprendi–

do en virtud de su oficio.

Historia de la Compañía de Jesus ele la pro–

vincia del Paraguay,

t.

II, páj. 600.

La idea de establecer inquisicion en Buenos Ah·es, mas de un siglo

despues halagaba todavía a algunos, segun se verá de los siguientes

párrafos de una carta que el jesuita Juan de Escandon escribía en 25

de marzo de

17

54 al padre Pedro de Anoyo, . procurador de provincia

en Europa: ...... «V.

R.

entre sus muchos cuidados, procure acordarse

del que tratamos en el camino de Córdoba a Buenos Aires, es a saber,

de la -indispensable necesidad que estas .tres provincias tienen de un

tribunal de la Santa Inquisicion, por estar tan retirado el de Lima,

que de casi nada nos sirve, ni nos puede servir aquí, distando mas de

mili leguas; y porque sé yo que otra razon que podrá haber para que

de allí casi no venga ninguna providencia de las muchas que fuera bien

que viniesen, y si alguna por casualidad viene, es ya tan fuera de tiem–

po que no sirve. Lo cierto y sin duda es, que los veinte años que aquí

yo estoy en estas provincias, nunca he visto ni oído que de ninguna de

ellas se haya preso ninguno por la Inquisicion, sino uno solo en Bnenos

Aires, y ese no llegó a la Inquisicion, sino que se escapó a pocos días

de camino, y no se ha vuelto a coger;

y

otro ·clérigo de Paraguay que

lo mandó a Lima fué espontáneamente al llamamiento del Tribunal: y

aquí se acabó todo lo que en este tiempo yo he sabido, y poco mas sa-