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INQUISICIÓN DE CHILE
Prado y Ordóñez Flores, parecía que teníamos
obligación de Üamarla y examinarla más en
for–
ma, para entender si juntamer;tte con habu tenido
error en el entendimiento había tenido pertina–
cia en la voluntad, y qu é era
1
lo que sentía ahora ó
si había sido alguna ilusión ó imaginación melan–
cólica; pero con siderando que es monja profesa
(aunque de las que llaman hermanas), y que es
menor> y qu e se denunció voluntariamente, y que
sacarla del mona sterio era nota muy grande) y
que la distancia del lugar es tanta, nos paresció
dar cuenta á V. S. para que> visto, provea lo que
fuese servido, y si sería á propósito cometer al Co–
misario la diligencia que se hobiese de hacer con
ella, porque de traerla á esta Inquisición resultan
los inconvenientes qqe á V. S. representamos:n3
en clilya virtud, de acuerdo con las órdenes del
Consejo, Jos Inquisidores mandaron al Comisario
que absolviese á Jacoba de San José.4
Tan pronto como esta consulta se recibió en
Madrid, se dispuso que ((se enviase luego orden al
Comisario para que la absolviese secretamente, y
á ella se advierta que trate de ordinario con sus
confesores, afirmándose en las cosas de nuestra
santa fé.))
En el mismo día en que los Inquisidores escri–
bían al Con sejo dándole cuenta del incidente an–
terior, le consultaban asimismo de lo que deberían
haeer con ocasión de las competencias que comen–
zab~n
á surgir ya entre domínicos y jesuítas
y
3
Carta ele Jo. ele A b?·il ele 1597.
~
Carta elel Conse}o ele
7
ele ]lfw·zo ele 1598,
y
ele Orclóñez Flo–
?"eo ele
20
de A bril de 1599.