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INQUISICIÓN DE CHILE
«El español vió el cielo abierto con esta ocasión
por verse libre de aquel infelicísimo cautiverio
entre luteranos
y
enemigos de la fé. Llegó á los
dos españoles, díjoles quién era y á qué venfa; lle–
váronle á donde estaba el Corregidor
y
la gente de
Santiago, que aún no habían llegado al puerto de
Quintero, los cuales supieron de este español cómo
venían tres navíos y una lancha de ingleses y por
general Tomás Cándish, y que al pasar por el
Estrecho le habían cautivado y que era de los sol–
dados que habían Yenido allí
á
poblar, los cuales
con la hambre y frío se habían acabado y sólo que–
daban veinte. Marchó la gente con este aviso más
á la ligera,
y
llegados al puel'to de Quintero, reco–
nocieron que el enemigo, impaciente de esperar la
respuesta y apretado de la necesidad de agua y
leña, había vuelto á echar alguna gen te en tierra,
y avisados de que hácia una quebrada andaban
quince, salieron
á
ellos de repente
y
cercándolos
por todas partes los cogieron, matando cinco y
aprisionando nueve.
Y
aunque de las naves dispa–
raban la artillería y de la playa la mosquetería los
que estaban de mampuesto, nuestra caballería es–
pañola siguió el alcance con gran furia y los hizo
embarcar tan á prisa que á no darse tan buena
maña y tener tan á punto las barras, lo pasúran
peor
y
hubieran dejado más.»2o
«Si no fuerrt por la ligereza con que se acogieron
á un peuón metido en el agua, añade un antiguo
cronista, donde no llegaban los nuestros, por los
20 Rosales,
Ifist. de Chile,
II,
pá.g.
213.