CAP. XV-LOS CORSARIOS INGLESES
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tes, y que lo eran todos los que venían en la dicha
armada; y siendo proveído de curador, con su asis–
tencia se ratificó en sus confesiones, y conforme
á
lo que tenía dicho respondió
á
la acusación , di–
ciendo que había sido protestante y ya era católico;
y siéndole nombrado abogado al mismo que era
curador, fué la causa recebida á prueba, y siendo
testificado por otro in glés su compañero de cár–
cel de que había dicho algunas cosas por las cua–
les parecía ser todavía hereje, y siendo acusado de
ellas, lo negó todo, y lo mismo hizo en la respues–
ta de la publicación, refiriéndose en lo demás á
sus confesiones, perseverando siempre en decir
que sería y era católico, y creía y tenía la fé y reli–
gión de la Sancta Iglesia Romana y en ella moriría,
ratificándose siempre ante su curador; y habiéndose
substanciado el proceso, fué la causa conclusa difi–
nitivamente, y votada con Ordinario y consultores,
en conformidad fué admitido á reconciliación en
forma en el auto público, y que sirva cuatro años
en las galeras y al remo, sin sueldo, y que antes
de ir á ellas esté recluso en un monasterio seis me–
ses para ser instruído en las cosas de la fé católica,
y que en ellos haga las penitencias que se le manda–
ren, y fueron el ir á las procesiones y misa y ser–
món, domingo y fiestas, á la Iglesia Mayor; y que
acabados los cuatro años de galeras, tenga el há–
bito penitencial y cárcel seis años, donde se le se–
ñalare, y que, pasados, no salga de esta ciudad per–
pétuamente, sin licencia de este Santo Oficio. Salió
al auto y fue reconciliado y está en el monesterio
de San Agustín.»
Era el tercero de los in gleses apresados, Guiller-