CAP. XIV-LOS PRIMEROS AUTOS DE
FE
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de las que hizo en la ciudad de la Concepción y para
ello se le dió letrado con quien comunicó su cau–
sa y no quiso hacer otra ninguna diligencia, y por
su parte se concluyó cliflnitivamente, y visto por
nos y por el ordinario y consulLores, fué votado en
conformidad, á que fuese puesto á cuestión de
tormento y que se le diese á nuestro albedrío ,
y
que se tornase á ver el proceso. Fuéle dado el tor–
mento, y habi éndole echado doce jarrillos ele agua,
no elijo cosa alguna y fué quilado dél; y tornado á
ver el proceso, fué Yotaclo en conformidad que
salga al auto público de la
fé,
en cuerpo, con su
vela, en forma ele penitente,
y
que allí le sea leída
su sentencia y abjure
de vellementi,
y
que otro día
le sean dados doscientos azotes, por las calles pú-–
blicas desta ciudad,
y
que tenga esta ciudad por
cárcel tiempo de seis años .»3
El proceso de Hernández Bermejo desde que se
inició en Concepción hasta su salida al auto de
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de Abril de 1578, había tardado, pues, siete
años.4
En el auto que tuvo lu gar en
30
de Noviembre
ele 1587, salió Carlos Correa, natural del valle del
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Lib1·o
nlÍntei'O
760, folio
13.
1 Según Ruíz de Prado, hé aquí Jos principales vicios de que ado–
lecía e ta causa: de haber supuesto el Fiscal al reo cosas que no ha–
bía dicho; que no se le hizo la tercera monición; que no se le puso
acusación en forma; que la manera cómo se recibió al reo en la c<Ír–
cel después de sn enfermedad fué indebida, «lo que se pone aquí,
advertía Ruíz de Prado, para que se Yea de la forma que iban las
cosas
y
qué buen orden se guardaba;" que no se firmó la sentencia
del tormento; c1ue no se notiftcrl al Fiscal lle la apelación interpuesta
por el reo; que la abjuraci6u no se sacó
ad longum;
y, fin¡dmentc,
que no se le dió aviso de secreto, ni noticia de cuando salió la causa
de este estado.
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