CAP. XIV-LOS PRIMEROS AU'rOS DE
FE
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cuantos doctores había de aquí á Roma, que no Jo
creería., porque tenía por mayor la fé y que sobrella
se fundaban las demás, y que bien podía errarse
San Pablo como hombre, dado que fuese alumbra–
do por ·el Espíritu Santo; y en otra plática que tuvo
sobre lo susodicho, la dicha persona le dijo: «ven
acá, vos no creéis lo que cree y tiene la Santa Ma–
dre Iglesia de Roma.» Respondió el reo: «creo en
Jesucristo;» y tornándole á replicar que si creía lo
que tenía y creía la Santa Madre Iglesia de Roma,
dijo que sí: «pues, si vos creéis eso ¿porqué no creéis
Jo que ella tiene y cree? ya véis que es contra ella
lo que vos decís;» y el dicho reo respondió que no
quería creer á San Pablo sino á Jesucristo; y en
otras pláticas que con otras personas tuvo) susten–
tando que era mayor la fé que la caridad, para lo
probar dijo que cuando llevaban ábaptizar un niño,
que no pedía sino fé,
y
que también estaban en las
cartillas los catorce artículos de la fé, y que en nin–
guna de las cartillas se trataba de la caridad, y
que cuando la Madalena había lavado los piés al
Señor, dijo Jesucristo: «tu fé te ha hecho salva;» y
que á la Cananea había dicho Nuestro Señor: «mu–
jer, grande es tu fé;» y que él se quería estar en
aquella opinión hasta que otras personas de más
letras se lo dijesen y le convenciesen por razones :
y entre las dichas pers.onas había un fraile predi–
cador y un clérigo, y parece que el Vicario de la
Concepción le prendió é hizo proceso contra él, y
le tomó su confesión, y confiesa haber pasado la
. dicha plática con la dicha persona y que él tenía
aquella opinión siempre, y si era necesario moriría
por la fé.»