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INQUISICIÓN DE CHILE
hasta al fin de su carrera, justificando siempre ha–
ber sido, «el hombre·de más habilidad que se ha–
llase en el Perú, y cuyo nombre, según dice un
distin guido americanista, hasta hoy engrandecen
su génio
n ~utico,
sus arriesgados hechos de marino
y su grande entereza en las adversidades .))l6
la visita de Ruíz ele Prado la noticia de un p1·oceso formado por el
Comisario de la Plata, én ,1579, contra un Juan Fernándcz, por ha–
ber dicho que él no era pecador. Si bien la fecha coincide bastante
bien con aquella en que ha debido tener lugar el proceso del piloto
y
descubridor, el lijero extracto que da Ruíz de Prado no permite
apreciar si se trata de aquél
ó
de ot,ra persona que llevase ese mismo
nombre
y
apellido, tan común entonces en América.
¿Habríase, en efecto, iniciado ese proceso
y
destruidose en seguida
pot· los jueces en vista del ridículo que importaba para ellos?
No
lo
creemos . Mas bien nos inclinámos á pensar que se haya confundido
en este caso á dos marinos contemporáneos, J uan Fernánclez
y
P e..
dro Sarmiento rle Gamboa.
16
Jiménez de la Espada,
loe. cit.,
pág. XXIII.