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CAP. XIII-SARMIEN:ro EN LA INQUISICIÓN

337

La poca suerte que hasta entonces había tenido

iba á acompañarle todavía en esta ocasión, como

Como se habrá visto, salvo la diferencia de tiempos y de hombres,

parece que viéramos repetido en este caso lo que aconteció más tarde

en Roma al célebre Galileo.

Conviene recordar aquí que al hablar del proceso formado á Sar–

miento de Gamboa por la Inquisición se ha dicho que fué por haber

sostenido que cuando en Lima eran las doce del día, en Espafía es–

taba entrando la noche. De lo que queda expuesto, se ve, pues, que

el hecho es inexacto.

En este lugar debemos mencionar también lo que se dice ocurrió

al piloto Juan Fernández después del descubrimiento de las islas á

que dió su nombre. Don Claudio Gay en su

HistO>'ia de Chile,

tomo

11,

pág.

66,

cuenta

á

este respecto, que "á tan singular servieio se le

respondió con una muy séria acusación de brujería, de la que quiso

la fortuna que los sefíores Inquisidores de Lima le absolvieran en

cuanto llegaron

a

oír cómo el entendido piloto se proponía hacer que

todos los marineros, aunque fueran santos, salierau tan brujos como

él

mismo, sin más que querer seguir igual rumbo con sus naves, po–

niéndose á unas cuatrocientas leguas aparte de la costa.»

Don B. Vicui1a Mackenna,

a

su vez, dice: "Lástima no pequeila

es que se hayan perdido los detalles del descubrimiento de esas islas,

las noticias náuticas de los viajes del piloto, y, más que todo esto,

su proceso levantado por la sombría y estúpida Inquisición de Lima,

que lo acusó, como

á

Galileo, de haber hecho pacto con el Ave1·no, ó

algo parecido, cuando sólo lo ajustara con los vientos.»

Juan

Fer–

ncindez,

pág. 71.

«Una tradición constante, añade don Diego Barros Arana, consigna–

da por algunos escritores pqsteriores, refiere que el éxito deJ viaje de

Juan Fernández fue

consider<~do

obra de hechicería; que el sagaz pi–

loto fué procesado por la Inquisición de Lima, y que le

co~tó

mucho

trabajo demostrar á sus jueces que la observación del

tiempo em–

pleado en su navegación, era el resultado natural de haber tomado

un

ruml.Jo

en que se podían utilizar los mismos vientos que parecían

tan.contrarios

á

aquella navegación. El hecho no es en manera alguna

improbable, y, lejos de eso, es característico de las ideas

y

preocu–

paciones de la época, pCL'O nunca hemos visto los documentos con–

temporáneos en que debíamos hallar Jos pormenores relativos

á

ese

curiosísimo proceso.»

Histo>'ia Jeneral de Chile,

t.

II, pág. 54.

Por nuestra parte, á pesar del examen prolijo que hicimos de los

archivos de Simancas, de Sevilla y de Lima, nada encontramos que

justificara tan constante tradicáón. Hallamos sí en los extractos de