CAP. VTII-MODO DE PROCEDER DEL SANTO OFICIO
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Inquisidores de Lima en muchísimos casos pres–
cindieron de su concurrencia, siendo de regla,
según nos lo refiere un secretario del Tribunal, Je–
rónimo de Eugui, en carta al Consejo de 14 de
Marzo de 1595, que cuando asistían se adhiriesen
meramente al parecer de los demás jueces.
«Los Obispos, expresa don fray Gaspar de Villa–
rroel, no concurren con los Inquisidores á juzgar
las causas en sus tribunales. Nombran uno como
vicario suyo, que vulgarmente llaman el Ordinario,
para que en su nombre y representando su juris–
.dicción ordinaria, haga en las dichas causas lo que
de derecho le toca.))
Es curioso lo que con ocasión de este nombra–
miento le ocurrió al mismo Obispo Villarroel, se–
gún lo cuenta con su habitUal donaire. «Cuan–
do llegué á Lima, dice, estaba preso un gran
judío de mi obispado, que se relajó después al
brazo seglar-(el prelado se refería á Maldonado de
Silva, que fué quemado vivo en el auto de fé de 23
de Enero de 1639:;-y los señores Inquisidores me
enviaron el poder ya hecho, y un escribano ante
quien había de otorgarlo. Yo, como obispo nuevo
y poco experimentado, entendí que en aquel nom–
bramiento tenía yo una cosa de grande impor–
tancia con que engrandecer un amigo: y, á la ver–
dad, después me hallé atajado, porque para cosa
que les importaba poco, era molestia aventurar el
crédito; y como dice el proverbio de los mucha–
chos, que no se puede convidar á todos con tocino,
no se puede convidar á todos con oficio de Ordi–
nario, porque aunque no sé que sean necesarias
probanzas de limpieza para el que el Obispo subro-