CAP. VIII-MODO DE PROCEDER DEL SANTO OFICIO
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parte dello. Y quiero y consiento y me place que
si yo en algún tiempo (lo que Dios no quiera) fuese
ó viniese contra las cosas susodichas, ó contra
cualquier cosa ó parte dellas, sea habido
y
tenido
por relapso. Y me someto á la corrección y seve–
ridad de los sacros cánones, para que en mí, como
persona que abjura
~e
vehementi,
sean ejecutadas
las censuras y penas en ellas contenidas. Y con–
siento que aquellas me sean dadas y las haya de
sufrir cuandoquier que en algo se me probase ha–
ber quebrantado lo susodicho por mí abjurado.>>7
Esta ceremonia tenía lugar, de ordinario,, en la
capilla del Tribunal, delante de mucha gente, le–
yéndose préviamente en voz alta el credo y otros
artículos de la fé, estando el penitente, mientras
se celebraba la misa mayor, en cuerpo, con una
vela encendida en las manos, y si era clérigo, sin
bonete y sin cinto. El reo en tales casos era, ade–
más, condenado en cárcel por cierto tiempo.
Constituían los indicios de sospechas en la fé,
tratán~ose
del judaísmo, ponerse camisa
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ropa
limpia en sábado, quitar la gordura á la carne que
se había de comer, rezar los salmos sin
Glo?'ia Pa–
ttz',
etc.; del mahometismo, levantarse á comer
antes de amanecer, lavarse la boca y tornarse á la
cama, lavarse los brazos hasta los codos, no comer
tocino ni beber vino; de otras herejías, ser brujo ó
hechicero, decir la buenaventura por las rayas de
las manos, etc.
De meramente sospechosos en la fé, no delatar
al Santo Oficio á los que tenían libros prohibidos,
dar favor y ayuda á los herejes y ocultar sus per-
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Orden que comunmente se gua1·da en el Santo Oficio,
etc.
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