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204

INQUISICIÓN DE CHILE

nes. Mientras ll ega ese momento, se hace necesario,

sin embargo, que demos alguna ligera idea del có–

digo de procedimientos del Tribunal.

están en misa

y

sermón,

y

várias veces lo oyen; cuarto, totalmente

quita este vicio la frecuencia de los sacramentos, especialmente el de

la Eucaristía, por dos razones, primera, porque no pueden aguardar

á que se diga la misa sin tomar esta yerba; segunda, porque no se

pueden contener, habiendo comulgado, á dejar de vomitar luego, y

así no hay casi persona que use este vicio que comulgue, sino que el

domingo de Resurrección,

y

entonces procuran misa muy de mañana,

y los más hacen luego vómito, con suma indecencia del Santísimo Sa–

cramento, y por ésto, muchos de los sacerdotes no dicen misa sino

raras veces. Estas indecencias y inconvenientes tiene el tabaco y coca,

que toman también en vino por la boca, aún con más frecuencia;

quinta, salen con gran nota de las misas á orinar frecuentemente.

No digo los damás inconvenientes que tocan al gusto y salud, y á los

muchos indios que mueren co·giendo y tostando esta maldita yerba,

que es gran lástima y compasión, y el escándalo que los españoles

y

sacerdotes dan con este vicio; sólo digo que ellos y los indios se ha–

cen holgazanes y perezosos, y van los venidos de España y los criollos

y criollas, perdiendo, no sólo el uso de la razón, pero la estima y

aprecio de las cosas de la fé, y temen tan poco el morir muchos como

si no la tuvieran, y de que tienen poca, tengo yo muy grandes ar–

gumentos...

«El daño de la yerba tiene muy fácil remedio, continúa el jesuita,

sirviéndose el sefíor Virey de mandar con graves penas que no se

coja, atento á que por ello han muerto muchos indios y seguídose

gravísimos inconvenientes, porque no se coje sino en Maracaya, cien

leguas más arriba de la Asunción, á cuyo comisario se pudiera tam–

bién cometer que no la consintiera bajar, y convenía mucho quitar

este trato porque por ser en el camino de San Pablo vienen con los

que andan en él, los que pasan por allí.»-Ca1·ta

al Santo Oficio

d~

Lima, fecha en Có1·doba

á

24

de Septiembre de

1610.

No hay constancia en los archivos del Santo Oficio del Perú de

que á pesar de tan eficaces recomendaciones se incluyese la yerba zu–

maque en la vulgar opinión en que se encontraba acreditada la coca;

pero en todo caso este recuerdo nos servirá para manifestar cómo se

discurría en esa época por hombres tan ilustrados como el firmante

de la anterior exposición.