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H8

INQUISICIÓN

Dl•~

CHIL.Iil

dado del Presidente importunó al Obispo que lo

diese las cosas del proceso que decían que había

en él, sólo para me infamar;

y

al fin, por pura im–

portunidad, porque decían que si no lo daba, de–

cían el Presiden te

y

I-Iaro que le condenarían á

muerte,

y

de otra manera nó, el Obispo les dió la

sentencia

y

la consultnción, sin hacer al pleito más

que un libro de Amadís, todo con dañada intención

y

á

efeto de me infamar... ))

En medio de es Los sinsabores había pasado, pues,

Aguirre bien cerca de tres años. s Cuando ya no

fué posible dilatar por más tiempo la causa, los

jueces delegados del Obispo dictaron la sentencia

siguiente:

«Visto por Nos el doctor don Fernando Palacio

Al·varado, Arcediano desta Santa Iglesia, Provisor

8 Hemos visto que así lo afirma Aguirre. El Obispo Santo Tomás,

en carta al Consejo Llc Indias de 6 de Juuio de 1569, dice

i

este res–

pecto que el reo t<e'tuvo pre. o

más ele dos aiios.u

Par<~o

justificar esta

larga demora, agrega que «Como las cosa habían pasado en aquellas

provincias (de Tucumin) de donde cuando se trajo preso vino la su–

maria, fué necesario gastarse tiempo para acabarse de concluíl'.u

El licenciado l\Iartínez cuenta por su parte que con motivo de

la

protección que l\Iatienzo dispensaba al reo después del casamiento

entre los hijos de ambos, y valiéndose de la ausencia del Obispo, con–

siguió que los presos no «guardasen carcelería;» y u ando del lenguaje

violento que respira toda su carta, añade, «Sino que los ministros y

el juez que fueron en prender

á

unos hombres tan facinerosos son

perseguidos cuntra toda justicia, algLmos diciendo que no hay en es–

tos reinos jueces del Santo Oficio, y otras desvergüenzas, y esto por–

que ellos son supremos y no querrían que hobiese otro mayores, y

también por dar contento al oidor l\Iatienzo, porque lo mismo haga

él cuando se ofl'eciesc, y esto porque casó su hija con el que estaba

preso por el Santo Oficio, pcmsando que su hija ha de ser gobernado–

ra;

y

desto ha crecido grandemente el bando de los que van y se levan–

tan contra la ley de Dios y contra su Iglesia y ministros della, qu•)

no saben las gentes á donde parará.»

Ca1·ta c-itada ele 23 de Diciem–

b¡·e ele 1567.