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INQUISICIÓN DE CHILE
Papa, obispo ó rey sino él; que las excomuniones
eran terribles para los hombrecillos y no para él;
que
ú
los que iban á oir misa á casa del dicho vi–
cario, les decía que eran luteranos; que sostenía
que ningún sacerdote que no fuese casado, podía
deja:r de estar amancebado ó cometer otros delitos
más feos; que habiéndose ido á confesar) le dijo el
confesor que estaba excomulgado y que se absol–
viese y satisfaciese, á lo que había. contestado que,
por la opinión del pueblo, si le quería. absolver)
que le absolviese; que se hacía más servicio á Dios
en hacer mestizos que el pecado que en ello se co–
metía; que sostuvo que Platón había alcanzado el
evangelio de San Juan
In p1'inápio erat Vetburn;
que el cielo y la tierra faltarían, pero que sus pa–
labras no podían faltar; etc., etc.
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Llevado, pues, con grillos á la ciudad de la Plata
se le tuvo allí preso mientras se tramitaba el res–
pectivo espediente. Pero pasaban los días y los
meses y la resolución del negocio no llegaba. La
verdad era que concurrían para esto causas políti–
cas, por cierto del todo ajenas al negocio de inqui–
sición. Los miembros de la Audiencia de la Plata,
divididos ya desde un principio en dos bandos por
lo tocante á las cosas de Aguirre, con la presen–
cia de éste se exaltaron aún más. El Presidente y
el licenciado Haro tomaron con empeño combatir–
le por todos los medios, al paso que el oidor Juan
6 El proceso de Aguirre, que se conservaba
á
fines del siglo XVI,
parece que se ha perdido; pero el visitador Ruíz de Prado que en
aquella época pudo examinarlo hizo de él un extracto, que es el que
hemos utilizado en el texto.