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I~QUISICIÓN
DE CIIILl!l
Marzo pronunció sentencia contra Escobeclo, con–
denándole á que se desdijese de lo que había sos–
tenido contra fray Gil, delante del juez, del notario
y
seis testigos, cleclarn.nclo que había mentido,
y
á
que pagase las costas; pero como permanecía es–
condido en la Merced, nada. pudo hn.cerse con–
tra él.
Molina,
á
la vez, había sido sacado ele su prisión,
celebrn.hamisa
y
aún desde el púlpito de los mer–
cedarios predicaba contra los franciscanos. Esto
dió lugar á que se recibiese una. nue-.;;a sumn.ria,
cuya. declaración más interesante es la de Juan
Godinez, que dice así:
«Dijo que después quel licenciado Antonio ele
Molina salió del monesterio de Señor San Francis–
co, de la prisión en que estaba esta postrera
vez~
le ha oído en el monesterio de la Merced dos ó
tres sermones, en dos d[as de domingo que predicó
á
la misa mayor y en un viernes que predicó
á
la
misa de los cofrades de la Vera Cruz, y todas las ve–
ces dijo la misa Andrés Roca, clérigo, y asimismo
ha oído decir misa. una. vez n.l dicho licenciado Mo–
lina en el dicho monesterio: rezada., y que le hn.
oído decir que no está descomulgado ni le puede
descomulgar el padre fray Cristóbal hasta que le
muestre por donde puede ser conservador, y que
mostrándoselo, que todo lo que pasa entre fray
Gil y el dicho Molina, lo
presentn.ráantél para ,que
los oiga de justicia; y este testigo dijo quel día
que oyó la misa al dicho licenciado Molina, fué
que acabado de decir misa, un día desta cuaresma,
fray Antonio Correa, luego salió el dicho licen–
ciado Molina
y
dijo misa, y en la Iglesia había