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INQUISICIÓN DE CH1LE
bernador Villagrán de lo que le había ocurrido en
Santiago; y á pesar de que se hizo salir en su alcan–
ce algunos emisarios de González de San Nicolás,
que alcanzaron á los fugitivos
~<en
la dormida de
Río Claro, cuatro leguas del asiento de indios de
Guulemo,)) no se logró impedir que continuasen
adelante.
De los demás actores que habían figurado en
estos ruidosos sucesos, el padre Correa pidió
y
ob–
tuvo absolución de las censuras un mes antes de la
partida de sus amigos; Paredes, de quién se solici–
tó que escribiese al Vicario de Concepción que no
permit~ese
á Molina celebrar misa, convino en ello,
y aún poco después le mandó prender; Cristóbal
de Molina, por fin, declaró en 28 de Julio, que el
r-ecado que él había llevado á Juan Jufré -para
prender á fray Gil, no supo lo que contenía, cuya
excusa éste aceptó para desistirse d\3 su querella.
Por esos días el Vicario Molina
y
sus dos com–
pafitmDs iban naveg·ando con dirección al Callao á
presentar sus quejas ante la Real Audiencia de
Lima. Allí habían bien pronto de reunírseles Alon–
so de Escobar, Diego de Frías y fray Gil González
de San Nicolás. ,6
6 Poco antes de marcharse á Lima, Gonzllilez de San Nicolás pidió
que para desvanecer la acusación que le había hecho Molina, se m&n–
dase juntar en la Iglesia á boclo el pueblo
y
á las diez personas que
presenciaron la disputa que habían tenido ambos, el día de Santo
Tomé, en
d
c01weutu de Santo Domingo, «para que sean repregun–
tados delante de todo
d
pueblo, para que todos entiendan el falso
testimonio quel dicho Molina me im¡1JU o,
y
de estla suerte sea mi hon–
ra
y
la abtoridad ele la predicación evangélica saneada
y
mis adver-
s:trios confundidos
y
confusos
ooo>>
1
En esta conformidad, habiendo visto Turingia la información de los
testigos, «por lo cua:l todo paresce el dicho fray Gil
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infamado eD