CAP. IV-DE POTENCIA ,( POTENCIA
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rio.
El
3 de Marzo publicaron sus hermanos Cosme
y Gerónimo que
al
licenciado Bravo le habían dado
de palos y que
á.
consecuencia de e.llo estaba mo–
ribundo, y convocando á algunos del pueblo de–
cían que habían de quemar el convento y matar á
los frailes franciscanos,
y
primero que todos á Ra–
banera.
Y
poniendo luego por obra el intento,
lograron penetrar
á
los cláustros y se desataron
allí en injurias contra Rabanera y demás conven–
tuales.
Este hecho había de motivar el que fueran tam–
bién procesados.
Mientras estos sucesos se desarrollaban, el expe–
diente seguía su curso. Jerónimo de Molina tenía
presentado un interrogatorio para probar que Gon–
zález de San
icolás bahía dicho las palabras y
sostenido las proposiciones que le habían valido el
proceso origen de todas estas perturbaciones, que,
¡cosa singular! Rabanera admitió, aceptando, ade–
más que declarasen á su turno todos los testigos
que Molina había querido. Lo cierto fué que se
probó que el Vicario tuvo razón para procesar á
González de San Nicolás, y que éste hubo de pre–
sentar un largo escrito defendiéndose de lo que
resultaba contra él de los dichos de los testigos.
Lo más original del caso era que se llegó á justifi–
car que el mismísimo Rabanera había declarado
de una manera explícita que algunas de las propo–
siciones sostenidas por fray Gil eran heréticas!
A
todo esto iba ya á expirar el término de la
guardianía de Rabanera, con lo cual había de cesar
de hecho en su carácter de juez. Apresuróse, pues,
á dictar sus últimas disposiciones. El d(a 3 de