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LA INQUISICIÓN
al derecho de su religión, rcYalidan notoriamente su
profesión solemne, interponiendo una reverente pe–
tición al
~umo
Pontífice y al Rey, nuestro seflor,
para que con sello pontificio y regio, se selle el de–
recho de su religio idad, y se sellen también las bo–
cas de lo mal contentos de u solemne profe–
sión.»
Suscripto en Manila,
á
22 de Diciembre de
1750,
este papel"fué denunciado al anto Oficio por Fr.·Jo–
sé de Herrera, provincial de los dominicos ele Filipi–
na ; formósc el re pectiYo expediente, en que se
copió íntegro el documento, y previo informe de
cuatro calificadore , se dictó auto por el Trihunal de
México, en 9 de Octubre de
1754,
mandando remi–
tir los antecedentes al Con ejo, donde no consta
que tampoco se hicic e diligencia alguna sobre el
particular.
Las ruidosas cuestione
á
qu0 en México y en
otras partes de América dió lugar la expulsión de
los jesuitas, entre sus defensore y us enemigos,
y que en México especialmente valió
á
los Inquisi–
dores una severa reprimenda, por su inercia eneas-.
tigar
á
los que circulaban libelos contra la ' autori–
dades; nada de particular ofreció en la capi tal ele
las Islas,
á
no ser la denunciación que el comisario
Fr. Joaquín del Ro ario hizo al Inquisidor General
de la conducta del oidor D. Domingo Blas de Basa–
raz, que, prevalido de su autoridad, procedió
á
reco–
ger varios impresos contra los jesuitas.
1
Unos cuantos días después ele haber tenido lugar
1.
Carta del Comisario, de
10
de Enero de
1770.