EN LAS ISLAS FILIPINAS
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allí armas encerradas, pero al abrirlo «y al verse sin
papel alguno, refiere el mismo comisario, me ll ena–
ron ele injurias, y llevándome preso al tribunal ó
Consejo británico, les expresé claramenteque entre–
gué al fuego todos los papeles, porque nunca lle–
gasen á penetrar los secretos que me estaban con–
fiado s, y cuando yo esperaba mil oprobios, .prorrum–
pieron el Gobernador y consejeros en la expresión
de que la Inquisición espafiola era, al paso que ca–
tólica, política.)) '
Con la ocupación inglesa, los oficiales del comi–
sario huyeron de la ciudad, de modo que por algún
tiempo se encontró sin auxiliares, y por mucho sin
las intrucciones á que debia ajustar su conducta.
. Luego que en el Tribunal se tuvo noticia del per–
cance ocurrido al comisario, aprobaron desde luego
su conducta, y procedieron en varias ocasiones á re-
. dactar y á enviarle las instrucciones necesarias para
el posterior ejercicio de su cargo, ampliando sus fa–
cultades en términos generales, y en algunos e pe–
cíficos, hasta aquellos l.imites que se estimasen per–
mitidos en derecho,
dispo~ición
que mereció algunas
ob ervaciones y crítica de parte del Consejo.
2
Para concluir con la nómina de los procesados
por el Santo Oficio en Filipinas, apuntaremos al por–
tugué:S José Rodríguez de Rocha, enjuiciado por bí–
gamo en el puerto de Iloylo, en 1773, que fué entre–
gado por la Real Audiencia de Manila al comisario
de la Inquisición.
r.
Carta al Tribunal: Manila, 3o de Marzo de 1764.
2,
Carta del Tribunal, de
22
e
e Diciembre de !773.