CXVI
LA INQUISICIÓN
el dicho camino
y
siempre me mandaba que, ha–
biendo de asar alguna· pierna de carnero· 6 cordero,
no la asa$e sin que primero le sacase la landrecilla,
porque decía se asaba mejor».
En la ciudad de la Plata, á diez
y
siete "d.e marzo
de m,ill
y
seiscientos y quince años, ante don Juan
-de Mendoza, tesorero de la santa Iglesia, comisario
del Santo Oficio, pareció sin ser llamado
y
juró en
forma un negro que dijo llamarse Pedro Antonio,
esclavo de Alonso Navarro, escribano de provincia,
oficial sastre, natural que dijo ser de Pernambuco,
de edad de veintiún años, poco más
6
menos,-
y
dijo .que po9ía haber siete años, poco más ó menos,
que estando este testigo en el Brasil, en .servicio de
Pedro de Acuña de Andrada, su amo, fué con él á
Lisboa y
á
otras partes de Portugal, y estando en
Lisboa se hizo un auto de la fe,
y
entre las personas
que salieron en él, salió un hombre viejo llamado
Juan López, al cual vió este testigo que le quema–
ron por judío en un campo que está frontero del hos..,
pital del Rey, que se llama el dicho campo el Rocío;
y
este hombre Juan López era padre de Diego López
ele Lisboa, un portugués que estuvo en este reino,
y
que es muy conocido en Potosí
y
en el ·Tucumán
y
Buenos Aires;
y
sabe este testigo que era sn pa–
dre, porque un viaje antes que hizo con el dicho
su amo á la Madera, fueron de camarada el dicho
Diego López de Lisboa
y
el dicho Pedro de Acuiía
de Andracla,
y
vió que el dicho Juan López tenía en
su casa
y
le recibió en ella al dicho Diego López de
Lisboa por su hijo,
y
el dicho Diego López ele Lisboa
le nombraba
y
le tenía por su padre;
y
después,
cuando este testigo vino de Portugal,
el ,
segundo
viaje, llegando al Brasil, oyó decir cómo el dicho