DOCUMENTOS
CXIX
que había hecho por su mujer en la corte, de alcan–
zarles la licencia de Su Majestad
y
hacer información
de cristianos viejos, siendo judíos conocidos;
y
que
este testigo tenía al dicho Diego de Lisboa
y
á su
mujer por judíos ele nación.
Estas testificaciones, hechas en la ciudad de la
Plata, villa de Potosí, Río ele la Plata, puerto de
Buenos Aires, Santa Fe
y
Santiago del Estero, no
están ratificadas por
h~ber
muchos aflos que se hi–
cieron,
y
entonces no se estilaba en esta Inquisición
hacerlas hasta el juicio plenario,
y
considerados
después los inconvenientes que resultaban, por ser
los habitadores de este reino, por la mayor parte,
viandantes
y
dificultoso el ser habidos, por ser el reino
tan extendido, se mandó á los comisarios que, roce–
bielas las testificaciones, las ratificasen después ante
honestas personas
ad perpetuam,
conque se han
visto muchos
y
buenos efectos.
Muerta la mujer del dicho Diego López de Lisboa,
pasó el susodicho al arzobispado de los Charcas
y
asistió en la villa imperial de Potosí
y
en la ciudad
de la Plata, donde, según consta por nnas testifica–
ciones, hizo información falsa de cristiano viejo,
y
mediante ella, se ordenó de sacerdote
y
se acomodó
con el dicho Arzobispo que entonces lo era de
aquel arzobispado,
y
en su compaflia
y
servicio
vino á esta ciudad, donde cada día crece más en su
privanza. Cuando este Tribunal hacía las prisioues
de los judíos, ele que so ha dado cuenta á Vuestra
Alteza, el común del pueblo
y
del vulgo
y
los mu–
chachos voceaban
y
clamaban diciendo: <n'enga el
judío de Diego López ele Lisboa;>>
y
fué cosa notoria
que en aquel tiempo, á prima noche, llegaua mucha
gente
á
las Yentanas del dicho arzobispo
y
decían;