cxn
L.¡\. INQUISICIÓN
forzoso oírle su querella
y
recebille delia-información,
y
aunque·le pidió lo qne Vues·tra Señoría vera por
su escrito, no me pareció proceder a mas sinó remi–
tir los autos para que, visto por Vuestra Sefloría,
mande lo que fnere justicia
y
de su servicio. De
Santiago del Estero, en Tncuman,
á
tres de abril de·
mill
y
seiscientos
y
sei.s afio. .
En el dicho discurso de troillta
y
dos años se
continuaron muchas testificaciones contra el di–
cho Diego López de Lisboa, especialmente don
Pedro Bareasa, en la dicha ciudad ele Santiago
del Estero, provincia de Tucuman, en ocho días
del rnes de febrero de mill y seiscientos y tres,
ante el comisario do la dicha. ciudad, dijo: que había.
oído decir que el dicho Diego López de Lisboa. se
había orinado dos ó tres veces en una cruz.
El dicho testigo, en la dicha ciudad
y
ante el di–
cho comisario, en veinte
y
nueve días del mes de
abril de mili
y
"'eisc:ientos
y
seis años, elijo : que ha–
bía quince días, poco más ó menos que, yendo este
cleelarante ele esta ciudad
á
la ele Córdoba, en com–
pañía ele Garci Sanehoz y del capitán Pedro de Agui–
rre,
y
de Pedro ele Oña
y
de Diego Lópeí: de Lisboa,
portugués, una mañana, al tiempo que quería par–
tir, telliendo el dicho Diego ue Lisboa su mula
ensillada y enfrenada junto
á
la ramada de Salavi na,
según le parece
á
este declarante, ató la mula el di–
cho Diego López de una cruz
gt~ando
que estaba en
la dicha rarnada, y vol viendo esto declarante la ca–
beza, dijo: «¿,quien ató allí aquella mula, que parece
muy rual atada a una cruz'?»
y
el dicho Diego Lópcz
dijo: ccyo la até»; y después de esto, tratando esto el
declarante con los dichos Pedro de Üfla
y
,Pedro de
Aguirrc, les oyó decir que había dicho en aquella