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LA INQUISICIÓN
Lo cierto era que ese estado de cosas ocasionaba
á 'Varnes no sólo perjuicios considerables en sus
intereses sinó también nota en su familia, por no
habérsele puesto en posesión de un empleo que le
había sido conferido hacía ya treinta aiios; de modo
que, no contento con mantener un agente en Madrid,
despachó á la corte á su yerno don Juan José Ba–
llesteros con el especial encargo de ventilar el asun–
to.
1
Pero, como era natural, la resolución de este ne–
gocio pendía de los informes del Tribunal ele Lima,
y al fin 'Varnes falleció sin enterarse de la causa del
desaire que se le había hecho.
Ignoramos si, como 'Varnes afirmaba, su conten–
dor Lezica teníaó no parientes en el Tribunal dis–
puestos á·favorecer sus pretensiones, pero lo cierto
era que aquél había dirigido á los Inquisidores con
fecha 16 ele Mayo de 1785 una carta en que expresa–
ba que estaba dispuesto á dar Jos seiscientos pesos
que se le exigían por sus pruebas; mas que, si desdo
luego no se le ponía en posesión del puesto que soli–
citaba, se desistía y apartaba ele los cargos ele fami–
liar y ele alguacil mayor en opcióu.
Esta r.espuesta cayó muy mal, como era de supo–
ner, y
á
renglón seguido le llegó al comi:;ario Maciel
la orden de que declarase vacante el cargo de algua–
cil mayor; c<pero si esto, agregaban los ministros en
informe al Consejo, comprueba nuestro proceder en
Vlarnes acompañó á su memorial un Jargui imo expediente genea–
lógico
y
de sus servicios. De este documento consta que su abuelo
don Diego Warnes era natural de Amberes
y
que se casó en Cádiz
en 1679 con Margarita de Geen, oriunda de Lieja; que su padre ha–
bía nacido en
~ádiz
y
él en Cartagena de Indias el 19 de Junio de
1727.
1.
Melnorial de 12 de Junio de 1797.