EN EL RÍO DE LA PLATA
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re en esos días San Ginés (Agosto de 1785)' y War–
nes pidió se cumpliese lo ofrecido y. sólo pudo sa–
ber que el empleo de alguacil mayor quedaba vacan–
te y servido provisionalmente por Lezica (1787).
En són de queja hubo, pues, de dirigirse al Inqui–
sidor General, manifestando que con lo que le ocu–
rría quedaba deshonrado su buen nombre de ciuda–
dano, «él que había tenido el impulso de servir celoso
á la religión,)) así como lo había solido hacer cum–
plidamente al Estado desde hacía cuarenta años que
se hallaba establecido en Buenos Aires, y de ellos
catorce al Santo Oficio, como familiar que siempre
desempeñó con actividad y desinterés las prolijas
comisiones que pusieron á su cargo, y dando prue–
bas evidentes de un carácter católico y celoso de la
honra de Dios, como también de su deseo ele .con–
decorarse con título de alguacil mayor
d~l
Santo
Oficio: «empleo', decía, que aunque de la mayor dis–
tinción, se mira hoy poco apetecido en aquellos
países, porque su fuero no se observa en la práctica
y sus encargos son de la mayor responsabilidad y
cuidado; y así se ve que apenas hay un hombre de
las cualidades del que representa que lo solicite.>)
¿,Qué era lo quehabía motivado tan extraño pro–
cedimiento del Tribunal de
Lima~
Pronto hemos de
saberlo, pero desde luego el óbice opuesto
á
\Varnes
para el cargo inquisitorial que pretendía le ponía en el .
caso ele solicitar del Inquisidor se le restituyese
en él para c<libertarle á él y su familia de la nota que
sin causa padecía en aquellos y estos dominios.>)
2
1.
Don Francisco de San Ginés era yerno de Rodríguez Vida
y
le
había reemplazado en el mismo cargo.
2.
Memorial al Inquisidor General de
16
de Noviembre de
1792,
presentado en su nombre por José Lloren te Pérez.