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LA INQUISICIÓN
que en un viaje que hacia desde Mendoza -á Buenos
Aires, «llevaba una efigie de un Santo Cristo sin
brazos, ni cruz, oculto en una de las carretas, y que
sacándola de noche en compañia de otro peón de
dicha tropa, lo ataba á un asador junto al fuego
y
lo azotaba con un ramal, dándole de bofetadas y man–
dándola bailar en escarnio, y otras veces la daban
de puñaladas, y que habiéndoles visto otro de los
peones de la comitiva, los reprehendió, de que resul–
tó habérsela quitado del asador, diciendo: <<qué sabe
este palo, hijo de un cornudo!»
Este reo salió en el auto de fe que se celebró en el
convento de Predicadores de Lurin el 10 de Junio
de 1740, abjuró
de oehementi
y
al día siguiente se
le dieron doscientos azotes por las calles.
Alberto Cáceres, amansador de mulas, natural de
córdoba, salió por bígamo en el auto de fe de 7 de
Febrero de 1741.
En Marzo de 1744 se delató en Madrid Fr. Felix
de Insaurralde, franciscano de la provincia del Pa–
raguay, confesor
y
lector de artes en su .convento de
Buenos Aires, solicitante.
1
En 1750 fué procesado en Buenos Aires don Ra–
fael Sedano por doble matrimonio.
Por esos días Gregario de Arrascaeta, que la ciu–
dad de Córdoba del Tucumán había enviado á la corte
para que gestionase varios asuntos civiles, se pre–
sentó al Consejo, manifestando que 1a provincia
cuya representación le había sido confiada, estaba
tan <<plagada de los más enormes vicios y herejías,
y especialmente de hechiceros,» que, siendo en su
1.
Carta de la Inquisición de Madrid
A
la de Lima, de
i4
de Mayo
de 1744.