EN EL RÍO DE LA PLATA
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ta dijo estas palabras: «ha querido, ha querido, ha
querido; ay! Virgen soberana, reina de las gerar–
quías; venga un confesor; matarme de una vez; ha
querido; ay! señor; no he querido! siempre he que–
rido en mi ley; ay! ay! señor, digo la verdad, por la
pasión y muerte)); y continuando el tormento, dijo
que no sabía qué decir, que tenía dicha la verdad
por Jesucristo; y habiéndose suspendido la diligen–
cia, se ratificó
á
las veinticuatro horas.))
Condenado
á
que saliese
f.lnauto público, y si no
lo hubiese,
á
una iglesia en forma de penitente, con
sambenito de media aspa,
á
que abjurase
de vehe–
menti
y fuese desterrado de Lima, Buenos Aires y
Madrid, y en confiscación de la mitad de sus bienes,
fué enviado al presidio de Valdivia en 1717, para que
allí sirviese
á
ración y sin sueldo.
1
Roque de Espilcueta y Roda, alias D. José de
Esturry, natural de Buenos Aires, se denunció de
doble matrimonio en 1718.
Don Cristóbal de Oña, sevillano, residente en Bue.:.
pos Aires, capitán de infantería de las tropas de la
guarnición, se denunció de lo mismo en Abril de
1723.
'
El soldado Manuel de Almeida Pereira, portugués,
de la guarnición de Buenos Aires, fué denuúciado
por el Gobernador de que había repartido entre mu–
jeres un papel, ofreciéndolas conseguiríán por su
medio lo que quisiesen, con tal que observasen lo que
en el se les prevenía, que consistía, entre otro's sis-
1emas preconizados, en qué después de haber ido con
el papel
á
la puerta de la iglesia mayor, entre las once
y doce de la ·noche y entre el cantar de dos gallos, in-
1.
Procesos de fe, legajo 3.•